A muchos nos parece contradictorio que mientras las autoridades médicas, encabezadas por la Organización Mundial de la Salud, aconsejen la lactancia materna en exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé las mujeres no tengan ni cuatro meses de permiso por maternidad. Por lo que cuando a la mayoría de las madres les toca volver a reincorporarse a la vida laboral se enfrentan al reto de cómo seguir amamantando a sus hijos. Muchas veces la mujer se rinde y acaba dando biberones al niño ya que al final es más cómodo. Sin embargo, es importante conocer que existen alternativas, te mostramos cómo conciliar lactancia materna y trabajo.
Conciliar lactancia materna y trabajo por Ley
Tenemos que empezar por decir que, aunque el permiso de maternidad sea escaso, las mujeres cuentan con una cierta defensa por parte de la Ley para poder conciliar lactancia materna y trabajo.
En el artículo 37.4 del Estatuto de los Trabajadores se recoge el derecho que tienen las mujeres, también los hombres, a acogerse al permiso de lactancia materna. Este consiste en la posibilidad que tienen el padre o la madre para ausentarse una hora al día del trabajo con el fin de alimentar a su hijo hasta que este cumpla nueves meses.
Cómo disfrutar de esta hora es algo que debe acordarse entre el trabajador y la empresa, aunque hay diversas opciones.
- Dividir la hora en dos períodos de media hora cada uno para disfrutarlos a la entrada y a la salida del trabajo o durante la jornada laboral. También puede consistir en entrar una hora más tarde o salir una hora antes.
- Si la empresa o el convenio colectivo así lo permiten, puede acumularse las horas y disfrutarlas como días completos. Esto supondrá alargar el permiso de maternidad 15 días laborables más.
Existe además otra posibilidad y es que si
- el bebé continúa siendo alimentado con el pecho y
- el trabajo que realiza la madre puede poner en peligro su salud o la del niño y
- la empresa no tiene la posibilidad de reasignar otro puesto a la trabajadora,
el contrato puede suspenderse hasta que el pequeño tenga 9 meses. Si esto sucediera, la madre tendría derecho a cobrar el 100 por 100 de su base reguladora al igual que sucede con el permiso por maternidad.
Aunque a veces cuesta pedir que se respeten nuestros derechos, es importante que te informes bien y que reclames todo aquello que te corresponde. No olvides que lo estás haciendo por tu bebé.
Empezar a conciliar lactancia materna y trabajo
Empezamos a conciliar lactancia materna y trabajo desde semanas antes de que nos reincorporemos. De hecho, hay mujeres que comienzan a hacerlo desde el principio mismo de la lactancia.
El primer paso es contar con una buena reserva de leche para cuando nos toque empezar a trabajar. Los métodos para conseguirlo son varios. Hay mujeres que desde el principio de la lactancia comienzan a extraerse leche, después la van congelando perfectamente etiquetada, dejando claro cuándo se extrajo y qué cantidad es.
Otras madres deciden hacerlo solo unas semanas antes de que se acabe su permiso.
Hay que tener en cuenta que, aunque con el permiso de maternidad sumado a los 15 días de lactancia acumulamos poco más de cuatro meses hay mujeres que unen a ese período sus días de vacaciones y en algunos casos algún mes de excedencia.
Comentamos este punto porque no es lo mismo un bebé de apenas cuatro meses, que aquel que ya ha pasado de los seis, momento en el que se introduce la alimentación complementaria. En este caso se necesitará a penas uno o dos biberones para el día, el desayuno y la cena se la podemos seguir dando. Mientras que un bebé de cuatro meses necesitará más.
Otro punto importante es acostumbrar al pequeño al biberón. En la mayoría de las ocasiones esto no supone un gran problema, pero hay algunos niños que lo rechazan de plano. Por lo que es conveniente que semanas antes de incorporarte comiences a sustituir alguna toma por un biberón preparado con tu propia leche.
A la hora de extraer la leche es importante que busques momentos en los que la producción sea mayor, es cierto que cada caso es un mundo, pero en la mañana y en la noche se suele contar con más cantidad.
Lactancia materna y trabajo, ha llegado el día
Si has vuelto al trabajo envuelta en un mar de lágrimas piensa que es lo normal, separarte de tu bebé es probablemente una de las cosas más duras que tengas que afrontar, pero lo haces por él.
Es importante que antes de salir de casa procures dar a tu bebé el pecho a modo de desayuno, es cierto que requiere que madrugues aún más, pero merece la pena el esfuerzo.
En el trabajo si es posible procura sacarte algo de leche, lo ideal es hacerlo cada tres horas, pero reconocemos que no es una misión sencilla. Trata de aprovechar los descansos, como el del desayuno o la comida. Otra posibilidad es hablarlo directamente con tu jefe y pedirle que te permita extraerte la leche dos o tres veces a lo largo de la jornada.
Por supuesto necesitarás llevar el sacaleches, recipientes para almacenar la leche y una nevera para que se conserve hasta que llegues a casa.
Procura tener una ropa de recambio por si tienes alguna fuga de leche. Una solución para evitarlo son los discos Nursicare, que además si todavía tienes problemas de grietas te ayudan a curarlas y a calmar el dolor.
Cuando llegues a casa pon a tu bebé al pecho, estará deseándolo. No solo para comer sino para retomar el contacto con su madre, a la que seguro ha echado mucho de menos durante el día. Di a la persona que lo cuida que no le dé de comer la hora previa a tu regreso para que tenga apetito.
Si es posible en lo que resta de día intenta extraer algo de leche para que no se agote tu reserva.
Lo reconocemos, conciliar lactancia materna y trabajo no es fácil, pero es un esfuerzo que merece la pena. Mucho ánimo.