Las madres no somos mártires, por eso no deberíamos afrontar ninguna etapa de la maternidad pensado que sufrir es la única opción. De hecho, ya ni el parto tiene por qué ser doloroso, existen otras alternativas. Otra de las facetas de la maternidad que se asocia con el dolor suele ser la lactancia. Para muchas mujeres dar el pecho a sus hijos va unido en el mejor de los casos a molestias y en el peor a intensos dolores. Tienen asumido que forma parte de los sacrificios que se deben hacer cuando se es madre. Pero esto no es así. En este artículo vamos a ver cómo evitar las grietas en el pezón, uno de los principales orígenes del dolor al amamantar.
¿Cómo evitar grietas en el pezón?
El primer paso para evitar seguir sufriendo al dar el pecho es conocer el origen de las grietas y asi una vez que lo tengamos claro vamos a poder tomar las medidas oportunas. Estos suelen ser los más frecuentes:
- Enganche inadecuado. Lo más habitual es que nos duelan los pezones por un mal agarre. Para que sea correcto, la boca del bebé debe cubrir casi por completo la aureola del pecho. De lo contrario y si hace una succión similar a la que haría con un chupete en la boca, lo normal es que nos duela. Ese dolor será la antesala de las grietas. Cuando estas llegan el problema se multiplica, pudiendo provocar una mastitis que es una afección muy dolorosa con síntomas parecidos a los de una gripe. Para muchas mujeres supone el fin de la lactancia y para evitarlo, es necesario que cuando notemos el dolor desenganchemos al bebé. Sencillamente hay que introducir el dedo entre el pecho y la boca con cuidado, para que deje de hacer ventosa y se suelte sin causarle molestias. A continuación, abramos bien la boca del bebé con ayuda de nuestro dedo y aproximémosla al pezón para que se enganche de nuevo. Repitamos esta operación cuantas veces sea necesario hasta conseguir que el pecho deje de dolernos.
- Mala hidratación. Si no mantenemos nuestro pezón correctamente hidratado tarde o temprano aparecerán las grietas. El remedio no es complicado, solo tenemos que dedicar tiempo a hidratar el pecho para evitar que esto suceda.
- La candidiasis de pezón puede tener diferentes síntomas como ardor en el pecho, picor intenso, dolor mientras se amamanta que puede durar hasta una hora después de la toma, sensibilidad del pezón al tacto, enrojecimiento de la zona y hasta inflamación. Además, el pecho se agrieta y se muestra reseco. Lo habitual es que contagiemos esta infección a nuestro bebé. Cuando esto sucede observaremos que tiene pequeños puntos blancos alrededor de la boca y también en el interior. Si sospechamos que podemos tener una infección de este tipo es necesario que acudamos cuanto antes al médico para que pueda ponernos un tratamiento tanto a nosotras como a nuestro bebé.
- Hay algunos bebés que nacen con el frenillo de la lengua corto: la lengua está enganchada al suelo de la boca y esto hace que el bebé no pueda moverla de la manera adecuada para mamar. Cuando esto sucede sentiremos dolor y además muy pronto comenzará a agrietarse nuestro pecho. Cuando sospechamos que a nuestro bebé le sucede esto debemos consultar con su pediatra. La solución es sencilla, pero pasa por una pequeña intervención quirúrgica ambulatoria para corregir el problema.
- Uso de sacaleches. Existen diferentes razones que nos pueden llevar a tener que utilizar un sacaleches: estimular el pecho o extraer leche para que alguien se la dé cuando no estamos con nuestro hijo. Pero un sacaleches no agarra nuestro pecho como el bebé. En ocasiones el motivo es porque ejercemos demasiada fuerza cuando se trata de un aparato manual o porque lo hacemos a una potencia muy elevada en el caso de los eléctricos. Es bueno que pidamos asesoramiento a nuestra matrona para que nos explique como usarlo correctamente.
- Higiene extrema. Es evidente que la higiene cuando hablamos de bebés no es que sea importante, es que resulta vital. Debemos tener unos hábitos adecuados en este tema, pero sin irnos a los extremos. Hay algunas mamás que lavan demasiado el pecho, llegando a limpiarlo con jabón antes de cada toma. Esto no es necesario ya que lo único que conseguimos es resecar el pecho e irritarlo. Cuando esto sucede lo más probable es que aparezcan las grietas más tarde o más temprano. Para que no nos ocurra debemos ser equilibradas con este tema. Los médicos nos muestran como es suficiente con la ducha diaria para que nuestro pecho esté limpio.
Ahora ya sabemos por qué se agrieta nuestro pecho durante la lactancia, como evitarlo y algunas medidas que debemos tomar si nos sucede. Veamos ahora una gran ayuda tanto para evitar que aparezcan las temidas grietas como para curarlas cuanto antes. Tomemos buena nota.
Remedio para las grietas en el pezón
Nursicare son unos apósitos que curan las grietas en los pezones. Si lo pensamos un momento, las grietas no dejan de ser heridas y cuanto antes se curen, antes volverá la mamá a disfrutar de la lactancia.
En apariencia son similares a los que se utilizan para evitar las fugas de leche y se colocan también en el interior del sujetador, en contacto directo con la piel (sin añadir ningún tipo de crema o loción). Además de controlar las pérdidas de leche, los componentes que contiene se activan mediante la humedad de las grietas. Son estas sustancias la que ayudan a que la herida se cure más rápidamente: atrae nutrientes al lecho de la herida mientras absorbe la parte acuosa del exudado. También son capaces de influir en los nervios nociceptivos lo que disminuye el dolor y asi la sensación de dolor que llega al cerebro es mucho menos.
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