Ser madre es una experiencia maravillosa a muchos niveles. Cada día aprendemos cosas nuevas, da igual que se trate de nuestro primero hijo, o no. Nos damos cuenta de que la frase “Cada bebé es un mundo” es muy cierta. Lo notamos especialmente si tenemos más de un hijo. Uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos todas las madres es a nivel general la lactancia materna. Primero conseguir establecerla y después mantenerla en el tiempo. Cuando ya han pasado las primeras semanas, parece que ya tenemos el camino allanado y que hemos superado los principales problemas. Sin embargo, puede que más adelante nos enfrentemos a una huelga de lactancia. ¿Hemos escuchado antes este término? ¿Qué significa? ¿Se puede superar? Veamos la respuesta a las dos últimas preguntas.
¿Qué es una huelga de lactancia?
Una huelga de lactancia se da cuando nuestro hijo de repente rechaza el pecho sin que haya ninguna razón aparente.La situación es muy desconcertante para la madre, ya que el bebé pasa de comer con normalidad a negarse a hacerlo. Incluso en ocasiones da la impresión de que el niño ha olvidado como se lacta.
No debemos confundir una huelga de lactancia con el destete natural del niño. La diferencia principal es que en el segundo caso el destete se produce de manera progresiva. Es decir, no deja de comer de la noche a la mañana, sino que cada vez va teniendo menos interés en mamar, las tomas se reducen y finalmente el niño deja el pecho de forma definitiva.
En este caso el rechazo es repentino, total y sin que en principio seamos capaces de encontrar un motivo para que se haya producido. Es por esa razón por la que nos sentimos desconcertadas y en muchos casos frustradas. No entendemos qué está ocurriendo.
Sin embargo, hay que tener claro que un problema de este tipo tiene una razón, aunque no consigamos verla. Es como si nuestro hijo nos estuviera diciendo mamá hay un problema y necesito tu ayuda. ¿Qué problema puede ser ese? Veamos a continuación las causas más frecuentes.
Motivos para una huelga de lactancia
Los bebes no pueden hablar, por lo que no nos pueden explicar qué les sucede. Así que nos toca intentar averiguar qué está sucediendo. Veamos a continuación cuáles pueden ser las causas principales para que el pequeño decida dejar de tomar pecho:
- Síndrome de confusión del pezón. Durante los primeros meses de la lactancia es posible que la huelga se produzca por el uso de biberones o chupetes, que da lugar a una disfunción motora oral que puede terminar con lactancia.
- Un gesto materno. Si nuestro bebé nos hace daño, o incluso si nos muerde, es posible que hagamos algún gesto de desagrado que el niño perciba y le lleve a dejar de mamar.
- Dieta distinta. Si variamos nuestra dieta habitual nuestra leche puede cambiar de sabor, algo que es posible que no agrade al niño.
- Si sufrimos una mastitis nuestra leche puede adquirir un sabor distinto al habitual, como más salado, esto puede desagradar al bebé.
- Menstruación. La llegada de la regla también puede alterar el sabor de la leche, con las consecuencias mencionadas.
- Estrés de la madre o del bebé. Cualquier cambio de circunstancia puede provocar una crisis de estrés, en madre o hijo, que interfiera en la lactancia.
- Cáncer de mama. En algunos casos, en muy pocos, la huelga de lactancia puede ser un síntoma de esta grave enfermedad.
- Infección de oído. Una infección de oído puede causar dolor al mamar.
- Si el bebé tiene la nariz obstruida puede que se niegue a mamar.
- Problemas bucales. La salida de los dientes o una infección en la boca, pueden causar la interrupción de la lactancia.
- Un nuevo jabón o perfume puede llevar a que nuestro bebé no perciba nuestro olor habitual y se niegue a comer.
- Menos leche. Si por cualquier motivo se reduce de forma drástica nuestra leche, el bebé puede sentirse frustrado y negarse a comer.
- Un nuevo embarazo también puede alterar el sabor de la leche. Consultemos con nuestro médico si seguir con la lactancia. Si es un embarazo normal no suele haber problema, pero es mejor contar con la opinión de un profesional.
Qué hacer ante una huelga de lactancia
Una huelga de este tipo puede hacer que nos sintamos muy frustradas. Pero debemos ser pacientes y pensar que lo que está ocurriendo no tiene porque ser el fin de la lactancia materna. Lo habitual es que la situación dure entre dos y cinco días, pero hay casos en los que se prologa más allá de este período.
Es bueno que mientras se mantenga esta situación utilicemos un sacaleches para mantener la producción, y evitar obstrucciones. Por supuesto, utilicemos esa leche para alimentar al bebé, pero no con biberón. Un vaso, una cuchara o una jeringuilla son una mejor opción.
Pongamos en práctica estos otros consejos:
- Busquemos la posición en la que nos sintamos los dos cómodos.
- Intentemos ofrecer el pecho cuando tenga sueño, los bebés suelen aceptarlo mejor.
- Acudamos al pediatra para que evalúe si el bebé tiene algún problema de salud como los mencionados en el apartado anterior.
- Busquemos un ambiente tranquilo para alimentarlo, en el que el bebé no tenga distracciones. Una luz suave puede ser de gran ayuda.
- Probemos a mecer al bebé de pie mientras intentamos amamantarlo.
- Pasemos todo el tiempo que nos sea posible con nuestro hijo. El piel con piel y las demostraciones de cariño harán que recuerde los momentos tan placenteros que ha pasado tomando pecho.
Es bueno que mientras dure la huelga nos aseguremos de que el bebé está bien alimentado, una forma eficaz de hacerlo es comprobar que moja unos cinco o seis pañales diarios. Si esto no sucede, es posible que su pediatra opte por tomar otro tipo de medidas.
Pero lo normal es que, si ponemos en práctica lo que hemos visto, consigamos reanudar la lactancia.
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