¿Sabías que el tacto es el primer sentido es desarrollarse dentro del útero, y el último que desaparece antes de morir? ¿Y que la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo? Sólo teniendo en cuenta ambas cosas, ya nos podemos hacer a la idea de la importancia de la comunicación a través de la piel, del tacto. Nuestra piel es la primera y más importante conexión del ser humano con el mundo que le rodea.
El masaje infantil, es una forma de comunicación, no es una moda, y está muy lejos de serlo. Es una tradición, que proviene de la India, donde de manera habitual las madres indias daban masajes a sus bebés en las calles. Con esta base se recogieron y estudiaron movimientos del masaje Shantala, y se unieron movimientos de masaje suecos, de yoga y principios de reflexología. Cada movimiento tiene un porqué.
El bebé no sólo se nutre de comida, necesita contacto, cariño y amor. Y el masaje infantil es una gran herramienta para nutrir al bebé de todo esto que necesita, y fomentar así, el vínculo entre los progenitores y el pequeño.
Además, no sólo son importante los movimientos, igual de importantes son el ambiente que se crea entorno al masaje, el momento elegido (que podamos estar tranquilos y concentrados en lo que estamos haciendo, y que el bebé tenga otras necesidades básicas cubiertas para que pueda disfrutar del masaje) y conocer las señales de aceptación y rechazo son un indispensable. Puede ser un momento realmente placentero y conexión profunda para ambas partes, el que da y el que recibe.
Son múltiples los beneficios que aporta, empezaremos por los que aporta al bebé, que dividimos en 4 áreas:
–Interacción: El contacto visual, el olor, el tacto, la voz, son elementos que están presentes durante el masaje y ayuda a fomentar el vínculo y apego seguro.
–Estimulación: del aparato digestivo, respiratorio, circulatorio… Incluso el desarrollo del lenguaje.
– Alivio: de gases, estreñimiento, exceso de mucosidad…
– Relajación: Mejora de patrones del sueño, reducción de estrés.
Para los padres, es un momento muy rico, que se pare el mundo, que dediques ese tiempo a comunicarte con tu hijo/a a través del tacto, que disfrutes de tocarle, de verle… Invertir un tiempo de calidad juntos, es sin duda un regalo para ambos, en estas vidas tan ajetreadas que llevamos. Ese tiempo de exclusividad y centrado en el bebé te permite ver movimientos, reacciones, interactuar y seguir conociendo a tu pequeño.
Tampoco es una práctica centrada solo en recién nacidos o bebés pequeños. Cuando el desarrollo psicomotor del bebé va evolucionando y empieza a voltearse, a sentarse, a gatear…podéis adaptar el masaje a las posiciones que más le gusten. También podéis añadir canciones, juegos, cuentos y alargar la practica en el tiempo tanto como los padres y los peques deseéis. El momento cambiará e irá evolucionando, como el desarrollo de vuestro pequeño y de la relación que se va forjando, pero ese momento mágico y tan vuestro puede perdurar en el tiempo
Marta Espartosa
Enfermera pediátrica
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