Según los datos que se manejan, el 80% de las madres consiguen dar el pecho en exclusiva a lo largo del primer mes de vida del bebé. Sin embargo, estas cifras van disminuyendo a partir de ese momento. De los tres a los seis meses sólo el 18% de las madres continúan dando solo el pecho como alimento a su hijo. A partir de ahí, se reduce el número de madres que siguen con la lactancia materna, pero a un ritmo menor. De los 7 meses al año continúan con ella el 13%, mientras que al año y medio lo hace el 10%. Para el segundo cumpleaños del niño, solo toma pecho un 9%. Como vemos no es un camino fácil. Sin embargo, en contraposición a estas cifras existe un grupo de mujeres que van más allá y logran una lactancia materna prolongada. Veamos qué entendemos por esta práctica y lo más importante, si es beneficiosa.
La lactancia materna
Si somos madres, y hemos conseguido ir más allá de los primeros seis meses de lactancia materna, es muy posible que hayamos vivido en primera persona un extraño fenómeno. Vamos a explicarlo. Consiste en que en un principio todo el mundo nos pregunta si estamos dando el pecho. Al contestar que sí, nos felicitan como si fuera la única opción válida. Sin embargo, cuando nuestro bebé cumple siete, ocho, nueve meses… un año y más, la presión se transforma: Los comentarios comienzan a girar entorno a la fecha en la que vamos a destetar a nuestro hijo.
Son muchas las personas, que nos preguntan cuándo vamos a dejar de dar el pecho, o incluso nos animan a que lo hagamos. ¿Por qué sucede esto? Porque a día de hoy no se entiende demasiado bien el seguir dando el pecho más allá de los primero meses de vida.
Qué es la lactancia materna prolongada
Empezaremos por aclarar, para evitar que nadie se sienta ofendido, que el término lactancia materna prolongada no es válido para muchos. Su argumento es que no existe una fecha que sea la idónea para destetar al bebé y por eso no se puede hablar de prolongar un tiempo que no está marcado.
Pero en nuestro caso nos vamos a referir a la lactancia que se extiende más allá de los dos años. ¿Por qué ese plazo? Porque la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, y que luego se prologue hasta los 2 años junto con la alimentación complementaria. Por supuesto, en ningún caso dice que en ese momento se corte, sino únicamente que es el mínimo tiempo que recomienda.
Hay otras persona que prefieren definir como lactancia materna prolongada aquella que va más allá del tiempo que es común en el ámbito social y cultural de la madre.
Tomando esta última definición, y teniendo en cuenta que la mayoría de las madres dejan la lactancia después de los primeros meses, se podría hablar de lactancia materna prolongada la que se extiende más allá del primer año de vida.
Aceptando cualquiera de estas definiciones como lactancia prolongada, lo que sí podemos decir es que detrás existe el esfuerzo y el sacrificio de una madre que quiere darle lo mejor a su hijo.
¿Por qué existe la lactancia materna prolongada?
Lo cierto es que los primeros meses de lactancia materna son bastante sacrificados, puesto que el bebé come muy despacio y además lo hace muchas veces a lo largo del día. A partir de que el niño llega a los seis meses y con la introducción de nuevos alimentos, se reduce mucho el número de tomas, y además son cada vez más rápidas.
Es uno de los motivos que lleva a que muchas mujeres decidan continuar con ella. Han superado los momento más duros, y ahora que resulta fácil, entre comillas, no quieren dejar de alimentar a su bebé de esta forma.
Otras madres deciden proseguir con la lactancia por convicción personal. Piensan que es la mejor manera de alimentar al bebé, se muestran convencidas de que traerá beneficios a su hijo no solo en la actualidad, sino a lo largo de su vida y se esfuerzan por mantenerla.
Para otras mujeres se trata solo de un proceso natural, siguen con ella porque no han decidido lo contrario. Se trata de dar el pecho hasta que llegue el momento de dejar de dárselo. ¿Cuándo sucederá esto? Cuando no sea beneficioso para los dos, o al menos para uno de los dos.
Beneficios de la lactancia materna prolongada
Debemos tener en cuenta que la lactancia hace que nuestro cuerpo produzca una hormona, oxitocina, que algunos llaman la hormona de la felicidad, del placer, de amor… y también del apego. Así que el prolongar la lactancia provoca un bienestar en la madre que se refleja en la relación que mantiene con su hijo, y en su estado emocional a nivel general.
La mujer se siente feliz y satisfecha al compartir ese tiempo con el pequeño, y al mismo tiempo el niño se contagia de ese estado. Para muchos la lactancia conlleva que el niño esté más tranquilo y descanse mejor. Pero además, se sabe que influye de manera positiva en el sistema inmunológico del bebé. Esto lleva a que contraiga menos enfermedades, algo especialmente importante si el niño va a la guardería. Además, también influye de manera positiva en su salud a medio y a largo plazo.
Hemos hablado de algunos beneficios de mantener en el tiempo la lactancia, puede que nos preguntemos si existe algún perjuicio para el bebé, o para la madre. Lo cierto es que no. Hay quien pueda pensar que será un niño menos independiente, pero no existen pruebas que apoyen dicha idea.
Lo que sí puede haber es ciertos inconvenientes, como que el niño nos muerda, que quiera estar mucho tiempo enganchado o que no se duerma si no es al pecho.
Pero aún así, para muchas madres amamantar a su bebé más tiempo del habitual es una experiencia increíble, que ambos recordarán toda su vida.