Los primeros días con un bebé en casa están llenos de emociones. Nos sentimos felices y llenas de amor, pero también cansadas, y en algunos momento podemos experimentar hasta una cierta tristeza. Esto último sucede por el cambio hormonal que se produce tras el parto y solo es preocupante si no desaparece en unos días, o si se convierte en algo más profundo.
En cuanto al cansancio, lo cierto es que un bebé recién nacido requiere tantos cuidados que es complicado conseguir encontrar momentos para dormir. Es cierto que nuestra pareja, o cualquier otro familiar, puede colaborar a la hora de cambiar el pañal al pequeño y en otras tareas. Pero si le damos el pecho, la alimentación será solo cosa nuestra. Para muchas madres la solución ha sido dormir con su bebé en la misma cama y es que como veremos a continuación lactancia materna y colecho pueden ser un tándem perfecto. Veamos por qué decimos esto.
Qué es el colecho
Debemos empezar por decir que el término colecho no significa lo mismo para todos. La definición más aceptada es la de que consiste en dormir compartiendo la misma cama padres e hijos. Pero algunos amplían esta definición a aquellos que duermen en la misma habitación con sus hijos, en otra cama o en una cuna.
Por lo que para algunos solo no se colecha cuando el bebé duerme en otro cuarto, y no en el de sus padres.
Sin embargo, en este artículo nos referiremos a la acepción más extendida de colecho, a cuando el bebé duerme en la misma cama que sus padres, o que su madre.
Origen del colecho
Para muchos el colecho puede ser una práctica moderna, que está asociada a la corriente que existe en la actualidad de favorecer, en la medida de lo posible, la lactancia materna.
Pero ni mucho menos esto es así. El contar con una cuna para que duerma el bebé es algo relativamente reciente en el mundo occidental. Hasta hace no demasiadas décadas lo habitual es que los niños durmieran con sus padres, ya sea en su misma cama, o al menos en su misma habitación. De hecho, lo normal es que esta situación se extendiera varios años. Las viviendas eran demasiado pequeñas para albergar familias que no era extraño que tuvieran más de una docena de miembros.
A día de hoy, esta práctica sigue siendo habitual en países menos desarrollados. Mientras que en los que sí cuentan con más avances lo común es que el niño duerma en una cuna los primeros meses en el cuarto de sus padres y luego pase a hacerlo en su propia habitación. También hay niños que duermen en su dormitorio desde el principio.
Otros empiezan durmiendo en su cuna, pero al pasar los meses y por diferentes razones acaban en la cama de sus padres. Pero también hay un número de niños cada vez mayor que duermen con sus padres desde que llegan a casa.
Veamos ahora por qué esta práctica favorece la lactancia materna
Lactancia materna y colecho, grandes aliados
Existen una serie de razones por las que muchos pediatras hoy en día recomiendan la práctica del colecho, aunque hay otro buen número de ellos que no lo hacen.
En primer lugar debemos comentar que existe la recomendación más o menos generalizada de que se debe evitar el colecho durante los tres primeros meses de vida del bebé. A partir de ahí, y tomando una serie de medidas que veremos más adelante, es posible hacerlo de una manera segura.
Veamos a continuación lo beneficiosa que es la combinación de lactancia materna y colecho:
- Favorece que el bebé coma durante la noche. La alimentación nocturna favorece mucho el desarrollo del bebé, ya que es el momento de mayor producción. Al sentir a su madre al lado y al percibir su olor, lo habitual es que efectúe alguna toma nocturna. Lo cual contribuirá a que vaya aumentando de talla y peso.
- Ayuda a descansar mejor. Las madres que duermen con su bebé al lado descansan mejor. Se sienten tranquilas, ya que son capaces de controlar que todo va bien, al mismo tiempo no es necesario que se levanten y se desvelen para dar de comer a su hijo. Este puede comer en mitad de la noche casi sin despertar a su madre.
- Aumenta la producción. Si de por sí la noche es el momento del día en el que más leche se produce, si tenemos a nuestro hijo al lado se verá incrementada la cantidad.
Pero además de estos tres beneficios, a nivel emocional resulta muy positivo para el bebé y para la madre, ya que ayuda a afianzar su relación de apego. Esa relación tan especial será la base de todas las que en un futuro establezca nuestro bebé.
Pero como decíamos debemos tomar ciertas precauciones para que el colecho sea seguro. Tomemos nota de todo lo que veremos en el siguiente apartado.
Precauciones para que lactancia materna y colecho sean seguros
Tengamos en cuenta todos estos consejos a la hora de practicar el colecho con nuestro bebé:
- Solo debemos dormir con nuestro bebé en nuestra cama, que debe tener un colchón con la firmeza suficiente para que el niño no se hunda en él. Evitemos quedarnos dormidos en cualquier otro lugar con nuestro hijo, como el sofá o una butaca.
- Posición. Ya sea en la cuna o en nuestra cama, el bebé debe dormir siempre boca arriba, y jamás boca abajo.
- Ropa de cama. Hay que controlar que el pequeño no pueda quedar tapado con la ropa de cama. Es preferible no utilizar edredones hasta que el niño tenga un año. Evitemos almohadas, cojines o peluches.
- Está totalmente desaconsejado el colecho si uno de los dos padres, o los dos, fuma.
- Alcohol, drogas o medicamentos. No se debe dormir con el bebé si se ha consumido alcohol o drogas. Tampoco si se toma medicación que provoque sueño o cualquier otro síntoma que merme nuestra capacidad de respuesta ante una alerta.
- Recomendación médica. Es bueno que comentemos con el pediatra del bebé que deseamos dormir con él. Sigamos todas sus recomendaciones al respecto y por supuesto, si lo desaconseja, tengamos su opinión en cuenta.
Pongamos en práctica todos estos consejos y disfrutaremos de dormir con nuestro bebé de forma segura.
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