Dicen que los comienzos nunca son fáciles, y es cierto. También en la maternidad. Vivimos el embarazo con mucha ilusión, dudas y miedos, pero cuando tenemos a nuestro bebé en brazos todo ello se multiplica. Estamos muy felices con el nuevo miembro de la familia, pero también vivimos momentos en los que no sabemos qué tenemos que hacer ni cómo tenemos que hacerlo. Uno de los aspectos que más nos inquieta es el tema de la lactancia. Durante el embarazo nos hemos imaginado ese tiempo casi mágico que pasaremos con nuestro pequeño entre nuestros brazos dándole de comer. Pero la realidad es bien diferente, y nos enfrentamos a diferentes problemas. Para estar mejor preparadas, vamos a ver una serie de consejos para que el binomio lactancia materna y madre primeriza sea todo un éxito.
Lactancia materna y madre primeriza, problemas habituales
En un artículo anterior conocimos algunos problemas a los que se puede enfrentar una madre primeriza, o no, a la hora de amamantar a su bebé. Vamos a repasarlos brevemente, junto con alguna recomendación al respecto. Para después conocer algunos consejos que nos serán de gran ayuda:
- El reflujo causa que el bebé vomite muy a menudo. Conlleva que le cueste más aumentar de peso, y también problemas a nivel logístico, como mucha ropa sucia. Lo mejor es consultar con su médico, mantener al bebé elevado después de comer, y tener paciencia, ya que en la mayoría de los casos el motivo es la inmadurez del sistema digestivo, algo que se corrige con el tiempo.
- Su aparición conlleva muchos problemas, y en algunos casos el fin de la lactancia. Procuremos vigilar que el bebé se enganche de la manera correcta. Una vez que aparecen las grietas, nos serán de gran ayuda los discos de lactancia de Nursicare, ya que contribuyen a que la herida cicatrice antes. Además, también reducen el dolor y la inflamación.
- Son la consecuencia de las grietas. Es una inflamación de la glándula mamaria. Su origen puede ser bacteriano, pero también puede estar ocasionada por una obstrucción o por una alta producción de la hormona prolactina, que es la encargada de estimular la producción de leche. Causan un gran dolor, y es necesario acudir al médico cuanto antes.
- La falta de experiencia, y a veces un mal asesoramiento, llevan a que muchas mujeres necesiten utilizar pezoneras para alimentar a su bebé. Si el bebé se acostumbra a ellas es complicado que deje de usarlas. Su empleo disminuye el flujo de leche lo que lleva a que el bebé se desespere al comer y en algunos casos a que deje el pecho. Es bueno estar seguros de que verdaderamente necesitamos las pezoneras, y si las estamos usando tratar de que el bebé las deje poco a poco. Aprovechemos cuando el niño está tranquilo para ofrecerle el pecho sin pezoneras.
- Poca leche materna. Lo normal es que la madre produzca justo la leche que necesita el bebé. Pero esto no siempre es así, sobre todo al principio. En la mayoría de los casos el problema suele ser la falta de estimulación, por lo que el mejor consejo es poner al niño al pecho constantemente para que se incremente la producción. También podemos utilizar un sacaleches, pero es menos efectivo.
Hasta aquí hemos visto unos cuantos problemas concretos, veamos ahora una serie de consejos que vendrán muy bien a todas las madres primerizas relacionados con la lactancia.
Lactancia materna y madre primeriza, más consejos
Veamos ahora una serie de consejos que serán muy útiles para todas aquellas madres primerizas que hayan decidido apostar por la lactancia materna:
- Un buen principio. Las primeras horas del bebé son claves para establecer una buena lactancia materna. Es importante que una vez que hayamos dado a luz, ofrezcamos el pecho cuanto antes a nuestro hijo, en el mismo paritorio, seguro que nos sorprende su habilidad para mamar. Los días que pasemos en la clínica intentemos limitar las visitas y el tiempo que permanecen en la habitación. Es necesario un ambiente tranquilo y relajado en el que ofrezcamos al bebé el pecho cada poco tiempo. Aprovechemos nuestra estancia en el hospital para consultar nuestras dudas con el personal médico.
- Chupetes y tetinas. Si damos a nuestro bebé el chupete o utilizamos el biberón antes de que la lactancia materna esté bien establecida acabaremos confundiendo al pequeño. No se usa igual un pecho que un chupete o una tetina. Incluso si el médico recomienda que se le dé un refuerzo de leche artificial, lo mejor es que utilicemos una jeringuilla, o una cuchara para dar la comida al niño.
- Buen asesoramiento. Si somos madres primerizas nos habremos dado cuenta de que somos el blanco perfecto de todo tipo de consejos. Es cierto que en la mayoría de los casos se hace con una buena intención, pero aún así, lo mejor es contar siempre con el asesoramiento de un profesional, para que nos ayude con este tema.
- Piensa en los dos. Muchas madres piensan que es necesario establecer la lactancia materna cueste lo que cueste, duela o no, o salgan grietas. Es cierto que merece la pena esforzarse por dar el pecho a nuestro hijo, pero no a cualquier precio. Primero porque si la lactancia es un sufrimiento para nosotras, tarde o temprano terminaremos rindiéndonos. Pero además, esfuerzo y sufrimiento no son sinónimos, nadie nos obliga a que este tiempo sea un verdadero tormento para nosotras. Trasmitiremos este sentimiento al bebé y al final no será sano. Pensemos en los dos y hagamos de la lactancia una experiencia agradable.
- Ya hemos hablado antes de este tema, pero no queremos terminar sin incidir en él. El bebé debe engancharse correctamente a nuestro pecho, para no producirnos dolor ni grietas. La boca del bebé debe cubrir casi por completo la aureola del pecho. Abramos su boca y acerquémosla a nuestro pecho para ayudarle. Si se engancha mal, repitamos la operación. Para desenganchar al niño solo hay que introducir el dedo meñique entre la boca y el pezón, para que deje de hacer ventosa.
Lactancia materna y madre primeriza puede ser un binomio perfecto si ponemos en práctica todos estos consejos.