De la oscuridad, del calor del vientre materno, de bailar en líquido al son de los pasos de mamá, de sentirse abrazado por las paredes del útero… al ambiente frío y seco, a percibir mil sensaciones, mil estímulos, para los que no están preparados, por nacer antes de tiempo, por tener un nacimiento prematuro.
En España uno de cada trece nacimientos es prematuro, una cifra nada despreciable. Y es que hay pequeños con muchas ganas de ver el mundo, si consideramos que un embarazo humano debe durar entre 38-42 semanas, un bebé que nace antes de la semana 37 se considera prematuro.
¿Cuándo se considera un nacimiento prematuro?
Prematuro tardío sería entre la semana 37-34 de embarazo, se considera prematuro moderado de la semana 34 a la 32, gran prematuro si tienen menos de 32 semanas y prematuro extremo a los nacidos antes de la semana 28 de gestación.
¿Qué riesgos conlleva el nacimiento de un bebé prematuro?
Nacer antes de tiempo conlleva, como comentábamos al principio, una necesidad rápida de adaptación al medio externo, pero debido a la inmadurez de sus órganos puede resultar más o menos complicado. Cada caso es un mundo y cada pequeño responde de una manera, pero son unos grandes luchadores.
Existen dos aspectos muy importantes, que van a determinar en gran parte la adaptación del prematuro y el pronóstico, la edad gestacional y el peso al nacimiento. Para intentar que los órganos del pequeño se sigan desarrollando en las condiciones más idóneas, se utilizan las incubadoras. La incubadora va a intentar recrear las condiciones de calor y humedad del vientre materno, a pesar de recrear estas condiciones, no hay nada como el contacto real con los progenitores, por ello, en las unidades de cuidados intensivos y medios neonatales, se lleva a cabo el método “piel con piel” que ha demostrado tener grandes beneficios en el prematuro, como regulación de la temperatura, estabilización de constantes y fomento del vínculo afectivo.
Uno de los órganos que puede sufrir problemas con mayor facilidad, son los pulmones, dado que son demasiado inmaduros como para adaptarse a las condiciones extrauterinas. Adaptaciones con grandes dificultades, y la necesidad de soporte con oxigenoterapia por tiempo prolongado pueden conllevar secuelas a nivel pulmonar en el pequeño.
De igual manera y dada su inmadurez, pueden tener más riesgo de infecciones (por tener las defensas menos desarrolladas), problemas gastrointestinales, neurológicos u oftalmológicos.
Unidades de cuidados intensivos y cuidados medios neonatales.
Hablando de todos los riesgos, nos podemos hacer a la idea de la fragilidad y los cuidados específicos que necesitan estos pequeños. Su estancia en las unidades de cuidados intensivos y cuidados medios neonatales, es en muchas ocasiones, una carrera de fondo, en la que poco a poco van cogiendo fuerzas y superando obstáculos, hasta lograr esa adaptación y estar en las condiciones más parecidas a un recién nacido a término, para poder ir a casa con el resto de la familia.
Afortunadamente, cada vez más unidades de este tipo, ofrecen puertas abiertas a las familias, para que puedan pasar el mayor tiempo posible con su bebé e incluso participar en sus cuidados, si la situación así lo permite. A veces, las cosas no salen como uno quiere, y verse inmerso en una situación de este tipo es muy duro para la familia, porque tener un bebé es motivo de alegría, pero en la carrera de fondo, a veces, cuesta ver la meta.
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