¡Enhorabuena!, acabas de saber que vas a ser madre. Aún faltan meses para abrazar a tu bebé, pero todo llega. Vas por la calle, divisas un escaparate con ropita de bebé y no te puedes resistir ante ese par de patucos; ¿de qué color los compro?, da igual, te los llevas todos y comienzas a preparar el “nido”. Quieres prepararte muy bien y ser la mejor madre del mundo, sabes que la lactancia materna es lo mejor para tu bebé pero también has oído tantas cosas acerca de amamantar que, aunque aún falten varios meses, no puedes evitar pensar en aquella amiga a la que le habían dicho que “su leche no era de calidad y su bebé pasaba hambre” o aquella compañera de trabajo que tuvo unas grietas tremendas y no pudo dar el pecho o incluso aquella creencia que circula en tu familia afirmando que algunas mujeres no producen leche y que eso es genético.
Es Importante Empezar con Buen Pie
Estos comentarios realmente no son los que pueden ayudar a una futura madre a tener un buen comienzo con la lactancia, sino todo lo contrario, van creando desconfianza y la nueva madre llega al parto con la incertidumbre de si podrá o no amamantar. ¿Qué se puede hacer, entonces? Hace años, se le decía a las madres gestantes que se preparasen los pezones frotándolos con una toalla empapada en alcohol para así evitar las grietas; por fortuna, este doloroso e incómodo tratamiento previo a la lactancia se extinguió. Era inútil, farragoso, no evitaba las grietas y la única efectividad que demostró tener es ser una tortura para las futuras madres. La preparación para la lactancia ha pasado por muchas recomendaciones, algunas pintorescas y otras sin ninguna evidencia científica que avalase su utilidad.
Piel con Piel
Amamantar no son unas oposiciones que hay que preparar y aprobar; todo es mucho más sencillo. Kittie Frantz, conocida especialista estadounidense en lactancia materna, dice que otros mamíferos nacen buscando el pecho materno y simplemente maman (no hay problemas de agarre o problemas de leche insuficiente). Frantz lleva años ayudando a madres y bebés en su consulta utilizando una sencilla técnica consistente en poner al bebé en contacto piel con piel. Sobre el seno de la madre, estando echada sobre su espalda, se deja estar ahí al bebé hasta que éste por sí mismo se agarra al pecho, y lo hacen incluso bebés que están siendo alimentados mediante biberón; la clave es dejar que suceda, sin prisas y sin intervenciones.
Amamantar es la continuación del proceso embarazo-parto; tanto ambos como la lactancia forman un continuum en el ciclo reproductivo. Si tu cuerpo puede gestar a un precioso bebé y nutrirlo durante el embarazo, entonces ¿por qué dudar de que seas capaz de seguir nutriéndolo? La duda que nos surge a continuación es ¿cuál es la mejor forma de prepararse para la lactancia? Bueno esto es un poco como el cuento de León Tolstói La Camisa del Hombre Feliz que resultó que no tenía camisa, era feliz y no necesitaba nada. No hay que hacer nada especial para preparar el pecho ni aplicar cremas especiales para preparar el pezón, sólo dejar que la biología siga su curso.
Conclusión
Hay muy buena información publicada sobre lactancia materna. Un clásico que se actualiza constantemente es El Arte Femenino de Amamantar de La Leche League International donde puedes encontrar no sólo buena información sobre lactancia materna sino también experiencias de madres y sus sentimientos acerca de vivencias personales con la crianza. En conclusión, acudir desde el embarazo a un grupo de apoyo a la lactancia también es una buena opción para prepararse y, recuerda que a las madres no les falta leche para amamantar a sus bebés, a las madres les falta confianza, confianza en su capacidad para amamantar.
Victoria Navas Lucena IBCLC