Dar el pecho a nuestro bebé es una experiencia increíble. Nos une de una manera asombrosa a nuestro pequeño. Además, le damos una alimentación que le beneficia ahora y que repercutirá favorablemente en su salud física y emocional a lo largo de su vida. Pero esto no quiere decir que sea un camino fácil, ni mucho menos. Surgen distintos problemas que en ocasiones nos ponen muy cuesta arriba continuar con la lactancia materna. Vamos a ver cuáles son las complicaciones más comunes a las que nos podemos enfrentar.
Problemas en la lactancia materna
A continuación vamos a realizar un repaso por los problemas más habituales que suelen surgir en la lactancia materna:
Reflujo
Quien no se ha enfrentado al reflujo durante la lactancia materna no puede imaginarse el trastorno que supone tener un niño que vomita constantemente. No solo porque es necesario un esfuerzo mayor para que coja peso, sino porque es todo un reto a nivel logístico. Se mancha mucha ropa y hay que estar constantemente lavando y es preciso llevar muchas prendas de cambio cada vez que se sale de casa. No solo para el bebé.
Si el bebé debido a este problema no aumenta de talla de la manera que se espera, es probable que su pediatra opte por introducir un refuerzo. Cuando a un niño se le ofrece también el biberón no es extraño que acabe por rechazar el pecho. Al fin y al cabo este tipo de alimentación supone un menor trabajo para el niño.
Con el tiempo, el reflujo irá desapareciendo, pero mientras lo hace suele ser eficaz mantener al bebé en una postura elevada para evitar que vomite tanto.
Problemas de succión
Si el pecho duele durante la lactancia es porque el bebé no está succionando de la manera adecuada. Cuando esto ocurre, dar el pecho a nuestro pequeño puede convertirse en una auténtica pesadilla. Es imprescindible corregir la postura en la que amamantamos a nuestro hijo y comprobar que la apertura de su boca es la adecuada.
Una asesora de lactancia podrá ayudarnos a mejorar la situación.
Grietas
Las grietas es uno de los grandes enemigos de la lactancia. Su aparición puede hacer que cada toma venga acompañada de dolor, que en algunos caso resulta ciertamente insoportable.
Su origen es un mal enganche del bebé y son el siguiente paso a sentir dolor. En este caso damos el mismo consejo que en el punto anterior. Consultar con una especialista en el tema para que pueda darnos la ayuda que necesitamos.
Si nos han salido grietas contamos con la ayuda de Nursicare. Se trata de un disco de lactancia, similar a los que se utilizan para las fugas de leche, pero con la particularidad de que contribuye a curar las heridas que podamos tener en el pecho.
Cuenta con una serie de sustancias que se activan con la humedad del pecho y que contribuyen a sanar la parte dañada. No podemos pasar por alto que influye en los nervios nociceptivos calmando el dolor y bajando la inflamación de la zona. Por supuesto dichas sustancias no dañan a nuestro bebé.
Mastitis
Después del dolor y las grietas, el siguiente problema puede ser una mastitis. Esta enfermedad es una inflamación de la glándula mamaria. Puede tener diversos orígenes, como una bacteria. Pero también puede estar ocasionada por un obstrucción o por una alta producción de la hormona prolactina, que es la encargada de estimular la producción de leche.
Sus síntomas principales son similares a los de una gripe, con fiebre y malestar general. También el pecho se endurece, se inflama y aparecen zonas enrojecidas. Pero lo peor de todo es el intenso dolor que acompaña este padecimiento. Hay mujeres que reportan que es superior incluso al que han sentido en el parto.
Cuando se padece una mastitis es imprescindible acudir cuanto antes a los servicios de urgencia, para que evalúen la situación y prescriban el tratamiento más adecuado. Lo habitual cuando se trata de una infección bacteriana es que se receten antibióticos y analgésicos.
¿Es el fin de la lactancia materna? Si la madre decide seguir adelante, no tiene por qué serlo. De hecho, poner al bebé al pecho ayudará a reducir la inflamación. Eso sí, hasta que la medicación empiece a hacer efecto el dolor será muy intenso. El calor local también ayudará a calmar el dolor y a bajar la inflamación.
Uso de pezoneras
En ocasiones es posible que nada más nacer la matrona, o el matrón, que nos está acompañando nos aconseje utilizar pezoneras, puede ser también en otro momento más adelante.
Aunque no podemos negar que en este asunto suele existir una cierta precipitación, una vez que el bebé se acostumbra a su uso puede ser un problema.
La razón es que con el uso de pezoneras el flujo de leche es muy inferior, lo que lleva a que en muchos casos el pequeño se desespere y acabe rechazando el pecho.
Lo aconsejable sería que con paciencia intentemos dejar de utilizarlas. Recalcamos que será necesario ejercer paciencia, ya que el bebé no conoce otra manera de mamar. Pero si perseveramos y vamos reduciendo su uso, podemos conseguirlo.
Poca leche materna
Existe la teoría de que cada madre tiene la leche necesaria para amamantar a su bebé, pero lo cierto es que no siempre es así. Por diferentes razones nos puede costar tener una producción suficiente para que nuestro hijo se sienta satisfecho.
Podemos sospechar que nos está ocurriendo si el pequeño llora mucho, duerme poco, quiere estar mucho tiempo al pecho o no aumenta de talla.
Cuando esto ocurre lo único que se puede hacer es estimular la producción. Lo ideal es hacerlo utilizando la succión del bebé. También podemos emplear un sacaleches. No olvidemos beber abundante líquido.
Hemos visto diferentes problemas a los que nos podemos enfrentar durante la lactancia materna. Pero también la solución. Si tenemos el propósito de seguir adelante y mantener esta forma de alimentar a nuestro hijo, perseveremos. Si así lo hacemos, conseguiremos vencer estos retos y darle lo mejor que tenemos a nuestro bebé, la leche materna.