Después de casi dos años de pandemia, la sexta ola y la nueva variante Ómicron, nos dejan de nuevo un montón de dudas, y estos últimos días, no paro de recibir preguntas sobre los síntomas que el virus produce en niños y que tenemos que tener en cuenta, así que vamos al lio.
Lo que parece que tenemos claro es, que en general, los niños pasan la infección con síntomas más leves que los adultos, como ya venía pasando con las anteriores variantes. Y, de hecho, la evidencia nos dice que algo más del 99% de los niños entre 5 y 11 años lo pasa con síntomas leves, y de estos, aproximadamente el 50% no desarrolla síntomas. Y buenas noticias son, también, los datos acerca de la hospitalización, y es que menos del 1% precisa ingreso hospitalario.
Respecto a cuáles son los síntomas, los más comunes son la tos y la secreción nasal, algo que a los padres de niños en edad escolar nos resulta más que común, ¿verdad? . Además, por orden de frecuencia podemos encontrar fatiga, dolor de garganta, dolor de cabeza, dolor muscular, fiebre estornudos, apetito reducido, dolor abdominal… síntomas que duraran entre 2 y 4 días aproximadamente.
Leyendo hasta aquí, ya os podéis hacer a la idea de que es prácticamente imposible distinguir los síntomas de un resfriado común, de la infección por COVID, si no es realizando una prueba para detectar la infección. Por ello las recomendaciones siguen siendo ante estos síntomas, no acudir al centro escolar, aislarse y realizarse la prueba de detección para descartar la infección.
Y entonces, si vuestro hijo tiene estos síntomas, y la prueba da positivo, ¿tiene que explorarlo un médico? No, no necesariamente. Como hemos comentado en la gran mayoría de casos los síntomas van a ser leves, y podemos manejarlos en casa, con antitérmicos y/o analgésicos (paracetamol o ibuprofeno, son los más usados) en caso de necesidad. Si, aun así, tienes dudas de que medicamento puedes administrar o de las dosis, no dudes en ponerte en contacto con el pediatra, para resolverlas. Lo más habitual, es que, en 2-4 días tu hijo este como nuevo.
En definitiva, parece que por lo general podemos estar tranquilos ante la gravedad de los síntomas y manejarlos desde el propio domicilio, pero no puedo evitar hacer hincapié en los signos de alerta, por los que debemos consultar con el pediatra:
- Si observamos dificultad para respirar (respiración acelerada, ves que se marcan las costillas u observas ruidos respiratorios).
- Si ha empezado con vómitos y estos son muy frecuentes, si no telera ni agua, suero o en caso de que sea lactante la leche.
- Si un bebé rechaza las tomas, o un niño más mayor está tan decaído que no quiere comer ni beber nada.
- Si ves cambios que te resultan llamativos en su nivel de vitalidad (está muy muy decaído, no quiere jugar, le cuesta atender a lo que le dices o contestarte…)
Tras pasar la enfermedad, varios padres me habéis preguntado, asustados, por la existencia de la COVID persistente también en niños. Es verdad que, con las anteriores variantes, se han visto casos, pero con la variante predominante actualmente aún es pronto para sacar conclusiones. Ya que, para hacer este diagnóstico, deben haber pasado al menos 4 semanas o más desde el inicio de los síntomas, y hace poco más de ese tiempo que Ómicron es la variante predominante en nuestro país. Por otro lado, parece que la COVID persistente ha sido hasta ahora más común en el grupo de los adolescentes que en niños más pequeños, y en estos momentos este grupo de edad es el que más cobertura vacunal tiene, así que se espera que se reduzcan los casos.
Esperemos que como dicen por ahí, este sea el principio del fin y podamos dejar paso a algo más parecido a nuestra vida anterior, de momento, a cuidarse y a cuidar a los demás.
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