Las “crisis” del sueño en el bebé
Estoy segura, que, desde el embarazo, una de las frases que más oísteis fue: “Aprovecha ahora a dormir… ¡qué luego no podrás!”. Y es que, aunque cada niño es un mundo, la falta de sueño es una de las quejas más recurrentes de los padres recientes, y no tan recientes.
Pero, ¿realmente duermen tan mal y/o poco los bebés?
Esto, no es del todo cierto. En la consulta, cuando me dicen que un bebé duerme poco, realizo una entrevista acerca del sueño del bebé, para ver si realmente es tan poco. Muchas veces, el bebé duerme lo estipulado para su edad, pero no cumple con las expectativas de los padres.
Otras veces, el cansancio pa/materno está más que justificado, que despertares cada poco rato o desvelos de madrugada de sus pequeños. En este caso, toca revisar cada situación en concreto y ver qué aspectos podemos trabajar. En esta entrada vamos a ver algunos de los principales aspectos de estas “crisis del sueño”.
¿Cómo es el sueño de los bebés?
Vamos a resumirlo, pero me parece necesario, tener claros algunos conceptos, para entender que les pasa. El sueño, mejor dicho, las fases del sueño de los bebés, son diferentes de las fases del adulto.
Los adultos tenemos fase NO REM (que se divide a su vez en 4 fases más), y fase REM. En las fases de sueño más ligero, también nos despertamos, pero en realidad, la mayoría de veces, ni lo recordamos.
En cambio, un recién nacido sólo tendrá, dos fases de sueño, sueño profundo y fase REM, por lo que sus ciclos son más rápidos que los nuestros, y pasan más veces por sueño ligero. Entorno a los 4-6 meses, esto empieza a cambiar, para adquirir las fases más similares a las del adulto. Este sueño ligero les permite despertarse a comer con facilidad, y cubrir así sus necesidades más básicas; además de sentir cerca a sus progenitores y sentirse seguro. La fase REM, que es el sueño más ligero, en los bebés, irá disminuyendo progresivamente, hasta parecerse más a la adulta, entorno a los 3 años.
Y, ¿qué son las “crisis”?
Se llama crisis del sueño, a los periodos en los que los bebés empeoran su sueño, aumentando despertares, o los desvelos con dificultad en conciliar el sueño de nuevo. También encontrarás bibliografía y artículos que habla de regresiones. Hay determinados procesos que podrían explicar estas crisis, que además muchos padres refieren entorno a unos determinados meses o años de los peques.
Vamos a repasar las más conocidas, recuerda que las edades son aproximadas, que no en todos los bebés se notan todas las “crisis o regresiones”, o no tienen por qué notarse con la misma intensidad.
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A los 4 meses
el bebé empieza a adquirir más fases en el sueño, para parecerse cada vez más al del adulto, y esto hace que pase más veces por un sueño ligero, sin saber volver a conciliar el sueño él solo.
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A los 8 meses
en este caso, parece que influyen más, los hitos que se adquieren entorno a estos meses, como el gateo, lo que supone un aumento de estímulos para ellos. Además, de ser un momento en el que la ansiedad por separación puede comenzar a hacerse palpable, y puede interferir en la calidad del sueño del pequeño.
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A los 12 meses
En este momento, el desarrollo psicomotor del bebé está en un punto álgido, empieza a ponerse de pie, y a dar sus primeros pasos. Es normal que le cueste ir a dormir, y quiera seguir practicando, además de que esa estimulación le haga de nuevo, despertarse más.
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A los 18 meses
En este caso, además de seguir con el desarrollo psicomotor a toda máquina, podemos tener de nuevo un pico en la ansiedad por separación. Puede que veamos, que se resiste a conciliar el sueño tanto de día como de noche, y aumentan los despertares.
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A los 24 meses
En este momento nuestros peques, se están “haciendo mayores”, y puede que les interese más el resto del mundo que dormir, por lo que luchan en ese momento. Además de que pueden aparecer los miedos nocturnos. Si además está en pleno proceso de dejar el pañal, puede que esto le requiera atención extra y se vea reflejado en el sueño.
No te lo he dicho hasta ahora, pero en realidad, suelo huir de la palabra “crisis”, ya que parece que lo asociamos a algo malo, a algún problema. Y aunque a los padres nos pasa factura, la falta de sueño, realmente los pequeños, no tienen ningún problema. Por eso me gusta cambiar crisis o regresión por PROGRESIÓN. Ya, que estos cambios, forman parte de su desarrollo normal.
Marta Espartosa
Enfermera Pediátrica
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