La lactancia materna no me puede apasionar más, y es que es increíble como nuestro cuerpo es capaz de dar lo mejor de sí, para alimentar a nuestros bebés. Hoy vengo a contarte, como la leche se adapta y cambia en cada etapa, para darle al bebé justo lo que necesita, ¿no lo sabías? ¡Sigue leyendo!
Calostro
Es lo primero en aparecer, empieza a generarse entre la semana 12-16 del embarazo, hay mamás que observan la secreción en las últimas semanas de embarazo.
Se conoce, como “oro líquido” es un líquido amarillo y espeso, rico en vitaminas, proteínas y anticuerpos, y es precisamente, esto último, lo que lo hace tan especial.
A menudo, oigo, que es sale muy poca cantidad de calostro, y que el bebé necesita más, pero nada más lejos de la realidad, es la cantidad perfecta, para el pequeño estómago del recién nacido.
Leche de transición
Entre el segundo y tercer día postparto, con lo que se conoce como “la subida de la leche”, el calostro va dejando paso a la leche de transición que se caracteriza por aumentar la cantidad de grasa y azúcar (lactosa) en su composición.
La leche de transición, estará presente aproximadamente, durante algo más de dos semanas y pasará después a dejar paso a la leche madura.
Leche madura
Cuando tu bebé se vaya acercando al mes de vida, la leche está completamente madura. Estabiliza más su composición, aunque debemos recordar que es un elemento vivo, y que dure lo que dure la lactancia, se irá adaptando a las necesidades del bebé, a su crecimiento, a su demanda, si se pone malito/a…
La leche cambia ligeramente su sabor dependiendo de los alimentos que consume la madre, lo que predispone y prepara al bebé para el inicio de la alimentación complementaria, es otra de las curiosidades, en las que observamos lo maravillosa que es la naturaleza humana.
Durante una misma toma, la leche también varía. Al inicio de la toma la leche tiene más cantidad de agua, para saciar la sed del bebé e hidratarlo, pero conforme avanza la toma la leche aumenta su porcentaje de grasa, para cumplir con las necesidades calóricas que necesita el pequeño.
Incluso, cuando la lactancia va llegando a su fin, y se reduce el número de tomas, la leche materna vuelve a cambiar, para ser igual de eficaz en menos tomas, y concentra aún más el aporte que ofrece al bebé o niño/a. ¿No te parece magia?
Como ves, dure lo que dure tu lactancia, será el alimento perfecto para tu pequeño en cada etapa.
Marta Espartosa
Enfermera pediátrica
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