Cada verano podemos ver en los medios de comunicación como nos hablan de las temidas, “olas de calor”, altas temperaturas, muchas veces durante días y días y que hacen que tengamos que tomar ciertas precauciones para mantener nuestra salud. Si además tienes bebés o niños en casa, aún debemos ser más precavidos.
Desafortunadamente, también cada verano vemos en los medios casos con fatal desenlace, o de gravedad, por no tomar las precauciones adecuadas. Está claro, que los accidentes ocurren, pero muchos de ellos son prevenibles y con pautas sencillas podemos evitar un susto o una desgracia.
Medidas generales para protegernos del calor
Aparte de estar pendientes de las noticias y del parte meteorológico para prever las actividades de los días más calurosos, te dejo estas medidas, que tienes que conocerlas y ponerlas en práctica si o si, ¡apunta!
No dejes a un niño dentro del coche
Esto no debería hacerse NUNCA, no es seguro, y pueden pasar mil cosas. Pero cuando las temperaturas son altas, todavía hay que evitarlo más. En el interior de un coche, aunque estuvieran las ventanas un poco abiertas, se puede multiplicar el calor del exterior. Para que te hagas a la idea, si la temperatura en la calle es de 36 °C, dentro de un coche oscuro con ventanillas y puertas cerradas, en menos de 15 minutos, puede elevarse hasta 67°, una temperatura muy muy excesiva, que puede hacer que un bebé eleve su temperatura corporal de 36-37 °C a 42-43 °C pudiendo sufrir un golpe de calor.
Ropa ligera
Utilizar tejidos más apropiados, como lino, hilo, algodón 100%… permitirán a tu peque una buena transpirabilidad. Además de apostar por utilizar colores claros. Además de introducir como habituales en verano las gorras para que estén más refugiados del sol.
Cremas de protección solar
IMPRESCINDIBLE, utilizar cremas solares adecuadas a la edad de tu peque, con filtro físico o mineral para menores de tres años y si quieres, filtro químico a partir de los tres años. Además, utiliza un factor de protección alto, 50+. Algo muy importante es que está comprobado que los padres, ponemos poca crema, así que no te quedes corto y ¡embadurna! Añade gafas y ropa UPF, ayuda a aumentar la protección.
Mantener la hidratación
Este es otro IMPRESCINDIBLE, y es que debemos mantener a los peques bien hidratados. Los niños, a veces, están tan inmersos en el juego y la diversión que se olvidan de pedir agua, hasta que tienen mucha sed, por lo que debemos ser nosotros, los que pongamos el agua a su alcance y les recordemos que deben beber.
Los bebés muy pequeños se hidratarán con la leche, que tiene un gran porcentaje de agua, y es muy probable que, en los días de más calor, notes que el bebé pide más veces pecho o biberón, pero toma menos cantidad en cada toma, está regulando su sed, y es completamente normal.
A partir del inicio de la alimentación complementaria, ya podemos ofrecerles también algo de agua, aunque te recuerdo que la leche seguirá siendo su alimento principal.
Planifica las actividades
Como ya te he contado, que tienes que estar al día de la previsión meteorológica, esto te permitirá ser más previsor y planificar actividades de interior o fuera de las horas centrales del día. Una peli en casa, juegos en familia, el cine o salas de actividades para niños, pueden ser una idea genial para evitar los días más calurosos.
Si aun así no quieres perder la oportunidad de disfrutar al aire libre, planifica tus actividades de más carga física, fuera de las horas centrales del día entre las 12h y las 17h es mejor no exponerse a realizar deporte al aire libre.
Si disfrutas al aire libre, ¡busca la sombra!
Busca lugares de sombra, arboledas, zonas con toldos, o lleva tu propia sombrilla, para evitar que las exposiciones al sol sean muy prolongadas. Es muy probable que los niños no te pidan ir a la sombra, si están entretenidos y jugando, pero eso no significa que su cuerpo no esté notando las consecuencias del calor.
Presta atención al descanso
Si vais a tener un día cargado de emociones, diversión y actividades, asegura también momentos intercalados para descansar y coger fuerzas, para no llevar el cuerpo al máximo y que recargue pilas.
No abrigues en exceso, tampoco a los bebés
Hay una creencia muy extendida en cuanto a la ropa de los recién nacidos, y es, que se cree que por ser recién nacidos deben llevar una capa más que los adultos, y abrigarles en exceso, también tiene sus riesgos. Para saber si tu recién nacido tiene calor, no toques sus pies o sus manos (suelen estar fresquitos) toca su nuca, y te harás mejor idea de su temperatura corporal.
No tapes el carrito con la muselina
Cada verano veo esto, carritos con bebés dormidos en el interior y tapados por completo con una muselina, para quitarles luz y corriente. De esta manera, no estamos consiguiendo nuestro objetivo, porque las muselinas no son tejidos con UPF y van a seguir penetrando los rayos solares, además, al taparlo completamente estamos haciendo un efecto burbuja que va a concentrar el calor. En pocos minutos, un carrito tapado con la muselina al sol, puede alcanzar temperaturas muy elevadas, que pueden provocar deshidratación y golpes de calor en los bebés.
Además, evitar esto es muy fácil, ahora mismo la gran mayoría de carritos del mercado disponen de capotas con UPF, y extensibles. Si no es el caso, o necesitas todavía que tape más para poder tapar las piernecitas, existen unas extensiones, que son fáciles de poner y económicas, que protegen y además cuentan con aireación para evitar ese efecto de sobrecalentamiento.
Cuidado con los días nublados
Sí, sí, el riesgo no está sólo en los días soleados, puede haber días nublados, con temperaturas muy elevadas y el riesgo de deshidratación sigue ahí, así que no te despistes porque no haya sol y continúa manteniendo las medidas de prevención activas.
¿Qué es un golpe de calor?
Todos estos consejos que estamos dando, son para evitar, precisamente esto, un golpe de calor. Es una entidad que debemos saber reconocer a tiempo, porque sus consecuencias pueden ser irreversibles.
Los niños peques y las personas más mayores, son los que más riesgo tienen de sufrirlos, son más vulnerables. Por eso, debemos extremar con ellos las medidas de prevención. Los niños menores de 4 años, son los que más riesgo tienen y en especial, los menores de un año.
El golpe de calor se produce por un sobrecalentamiento corporal que viene dado por una activación de los mecanismos de regulación del cuerpo. Una pérdida de agua y sales minerales por el calor excesivo, hace que el cuerpo active mecanismos de compensación, elevándose todavía más la temperatura corporal.
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¿Cuáles son los síntomas más comunes?
- Malestar
- Mareos y vómitos
- Fiebre superior a 40 °C
- Cefalea
- Irritabilidad
- Taquicardia
- Respiración rápida y superficial
- Calambres musculares
Si observas varios de estos signos y síntomas, sospecha que puede estar sucediendo un golpe de calor y actúa con rapidez.
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¿Cómo debe actuar en un golpe de calor?
- Lleva al niño a un lugar más fresco y ventilado
- Ponlo cómodo, puedes quitarle algo de ropa o aflojar la que lleve
- Puedes colocar alguna compresa o mojarle con un paño con agua fresca (no helada), la cabeza, la cara, la nuca, el pecho…
- Ya no se recomienda bañar al niño, ni realizar friegas con alcohol
- Si el niño no se encuentra nauseoso o con vómitos, puedes ofrecerle algo fresco de beber (tampoco helado)
- Avisa al 112 que te dará los pasos a seguir y nos dirá si debemos trasladarlo ya al centro hospitalario
- Si en algún momento se queda inconsciente, debes iniciar las maniobras de reanimación
Como has visto, el golpe de calor es una urgencia, que puede resultar vital, por lo que debemos estar atentos a estos signos y síntomas para actuar rápidamente. Después de una primera actuación, de refrescar al niño, ni persiste el malestar, debemos llevarlo a un centro sanitario, pero no debemos estar esperando durante un periodo prolongado a que se pasen los síntomas, ya que puede convertirse en una emergencia.
Para no llegar a esta situación, es imprescindible que tengas muy presentes todos los puntos que hemos tratado en el primer apartado. La prevención en estos casos, nos puede ahorrar algún susto y algún problema más serio. Recuerda llevar siempre biberones o botellitas con agua, gorras y buscar lugares sombreados y menos calurosos. Evitar las horas centrales del día también re ayudará a eliminar riesgos. Recuerda, protegeros con ropa y cremas solares. Y seguro, que ahora ya no taparás el carrito con la muselina, ni dejarás al peque en el coche para hacer un recado, en pocos minutos las temperaturas se disparan. Disfruta del verano, del buen tiempo y del aire libre con tus hijos, pero de manera segura.
Marta Espartosa
Enfermera pediátrica
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