Podcast 15. Gordo vs Flaco
Trascripción del podcast
Ya es la 1:00 de la tarde y empieza Bihozt. Aquí Ariane Casal rodeada de mujeres para hablar de un tema un tanto delicado; muy delicado. Antes lo estábamos hablando Edu y yo y vamos a darle mucha seriedad a este programa. Cosa que en otros no pasa. Vamos a darle mucho valor y mucha información que muchas veces es lo que nos falta. Pero antes, sí que es verdad que, además, no te lo he contado, Edu, ¡hoy tenemos un notición!
Edu: ¿Ya vienes con secretitos?
Era sorpresa. Y es que hoy durante el programa a toda la gente que participe y nos escriba al WhatsApp del programa, cuando acabemos el programa, haremos un sorteo y entre todos los que participen sortearemos una sesión de estética de Naturden que fue el programa que tuvimos la semana pasada.
Edu: ¿Puedo escribir también?
No. No vale. Nadie de aquí puede escribir, ¡eh! Nada de chanchullos; todo aquí muy legal. Pero si lo que queremos es que mucha gente participe y opine. Creo que todos tenemos opinión sobre este tema que vamos a hablar que son los trastornos alimenticios, y al teléfono que tienen que escribir, ¿se lo cantamos o qué, Edu?
Edu: ¡Venga, va!
Vamos allá. 680 88 82 87. En algún momento lo recordaremos para que la gente nos deje ahí sus comentarios.
Empezamos. Yo sí que es verdad que en el programa anterior lancé una de mis bombas (como siempre, ahí a lo loco) y dije que el programa iba a ser “Gordo Vs. Flaco”. Si que es verdad que mucha gente me dijo: “Suena muy frívolo. Suena como todo muy estético”. Y pues bueno, como he dicho antes, vamos a hablar del Trastorno por Conducta Alimentaria que es el TCA y para ello, como siempre, me rodeo de profesionales del sector. Al teléfono tenemos a María Ledín, psicoterapeuta especializada en trastornos alimenticios desde la gestión emocional.
Buenos días, María, ¿cómo estás?
María: ¡Buenos días, Ariane! Muy contenta de estar aquí hoy y poder contar con esta llamada tan chula.
Gracias por apuntarte a esta tertulia, gracias por darnos tu opinión y sacar tiempo para nosotros.
Además, tenemos a Leticia Esquerra que es diplomada en Nutrición Humana y Dietética, licenciada en Ciencia y Tecnología de los alimentos y tiene Postgrado de Psicopedagogía y Nutrición.
¡Buenas, Leticia! ¿Cómo estás?
Leticia: ¡Hola, muy bien! Aquí, encantada de estar con vosotros.
También, nos acompaña Consuelo Alcalá, presidenta de TCA Aragón.
¡Buenos días, Consuelo! ¿Cómo estás?
Consuelo: ¡Buenos días! Muy bien, gracias.
Agradeceros al programa que es un espacio para visibilizar esta terrible enfermedad.
Gracias a ti por venir, porque sé que la vives muy de cerca y sé que te hacía especial ilusión estar aquí y poder hablar en primera persona. Así que, ¡mil gracias!
Como os decía, va a ser un tema importante a tratar. Y bueno, hoy también me acompaña alguien que viene pisando fuerte, que estuvo en los primeros programas y ya empezamos a lo loco. Ella es Maricarmen Bozal, ex bloguera de moda, periodista y gorda. ¿Qué te parece?
Maricarmen: Pues es lo que soy.
¡Buenos días a todas! Abrumada de estar entre tanta profesional. Muchas gracias por invitarme.
Si que es verdad que cuando pasan estas cosas o cuando hay estos temas tan complicados, controvertidos o quizá no están dando el valor que suele haber. Me gusta dar datos y yo tengo unos, y sé que Consuelo tiene otros, pero yo voy a lanzar los míos y luego sueltas tú los tuyos. Y es que más de 400 mil personas sufren TCA. Es un dato potente de los cuales la mayor parte son jóvenes, pero es que, además, el 90% de la población sufre algún tipo de TCA. ¡El 90 por ciento!
¿No sé si tenéis algo que decir a esto? Tú, Consuelo, ¿tus datos?, para así ya rematarlo con números.
Consuelo: Pues sí. Has dicho la cifra de 400 mil. Hablan de un 6% de la población española. Y si hablamos de Aragón, antes de la pandemia, los datos se situaban en 6 mil pacientes diagnosticados más los que están en su casa sin diagnóstico. La pandemia ha incrementado un 30% esta grave enfermedad.
Eso es una burrada.
Consuelo: De hecho, nos los están indicando los profesionales de las UTCAs; están desbordados. Ya estaban antes de la pandemia y ahora están desbordados. Me quedo con la palabra que me dijo un gran profesional: “Consuelo, la situación es criminal ahora mismo”.
Has hablado de pandemia y a mí lo primero que me viene a la mente es la cabeza. ¿Qué pasa ahí? Y ahí yo creo que la mejor visión que vamos a tener es la de María.
¿Qué nos puedes decir en cuanto a esa parte de trastorno por conducta alimentaria por TCA y esa parte de pandemia?
María: Mi experiencia en este último año y medio que llevamos de pandemia es que la relación con nosotros mismos a nivel de salud mental en general, pero sobre todo más específicamente con nuestro cuerpo y con la comida, ha ido en aumento en cuanto a la gravedad o el malestar. Al final, podemos hablar incluso de la pandemia de los TCA en este caso. Lo digo así y suena muy potente, porque a veces pensamos que un TCA es tener anorexia o tener bulimia o cualquier otro diagnóstico que está ahí en los manuales. Pero no tenemos quizá tanto en cuenta las personas que no se saben relacionar con la comida o con su cuerpo de una forma sana. Y parece que esto se queda a un lado, pero esto es lo que podríamos decir; que incluso es una pandemia.
Con el tema de la pandemia en sí, el COVID, ha sido tanto el aumento que es muy grave y es importante poder darle voz a esto. A que no hace falta tener un diagnóstico claro de manual para poder poner atención aquí y que no vaya en aumento.
Ahora mismo, cuando lo estabas diciendo, me ha venido una frase a la cabeza de uno de los primeros programas que tuvimos, que la verdad en ese momento la vi cómica, pero claro, dependiendo en qué aspecto puede ser que no tanto. No sé si Maricarmen se acordará, surgió en el programa de eventos y decían que habían tenido novias que se confitaban y novias que se “crossfitaban” en la pandemia.
Parece que la pandemia nos ha dado tiempo y al final, cuando a una persona con un trastorno de conducta alimentaria le das tiempo y en casa, puede ser una herramienta de doble filo…
Realmente, creo que estamos profundizando en ciertos temas y deberíamos definir, y creo que María mejor que nadie para ello. ¿Qué es un trastorno de conducta alimentaria? Pues lo que decías: ¿anorexia o bulimia? Ya, pero ¿una persona que tiene anorexia tiene que estar extremadamente delgada o puede no estarlo? Definamos, ¿qué es un trastorno?, para que los oyentes lo entiendan.
María: Como bien dices, cuando se habla de trastorno alimentario, la gente piensa esto: es una chica que está extremadamente delgada y que no quiere ponerse gorda o una chica que lo que come lo vomita. Es un poco como la visión que nos han enseñado, que la sociedad tiene de los trastornos alimentarios y que está muy alejada de la realidad.
Una persona que tiene una anorexia puede no estar extremadamente delgada. Al igual que una persona que está gorda puede tener una anorexia.
¿Cómo? ¿Una persona gorda puede tener anorexia?
María: Claro. Y aquí es un poco donde caemos en ese error, en esos prejuicios ante la enfermedad mental, en este caso al ser un trastorno alimentario… Entonces, en el caso, por ejemplo, de la persona gorda con anorexia, estaríamos hablando de una anorexia atípica.
¿Por qué atípica?
Porque sí que es cierto que lo típico está en que haya un disfraz de esto, pero puede no ser. Entonces, un trastorno alimentario al final es una persona que está sufriendo mucho, es una persona que no está sabiendo gestionar cualquier tipo de situación, que tiene mucho impacto emocional para sí misma y que su forma de, entre comillas, gestionarla, es a través de una proyección en el espejo o en la comida.
¿Por qué?
Porque a lo mejor la situación en sí que le provoca ese malestar está fuera de su control. Es decir, no solamente depende de ella o no puede hacer nada para que la situación cambie. Eso genera tanto malestar que la persona necesita encontrar algo que sí que le dé sensación de control.
¿Y qué es lo único que podemos controlar nosotros mismos, que solo depende de nosotros?
Nuestro cuerpo.
¿Por qué?
Porque si me miro en el espejo y me veo gorda: no como. Y si me veo delgada: como.
Es difícil ahora mismo todo lo que has dicho. Es muy difícil de asimilar. Ósea, estás hablando de que por un problema o por algo que no se puede solucionar, que no se tienen las herramientas, se deriva en generar otro problema con la comida, con algo que sí que puedes gestionar. Podríamos decir que al final, cuando una persona, no lo sé si es así y corrígeme, cuando una persona se llena de alimento, se llena para saciar un vacío. ¿Puede ser?
María: Exacto. Totalmente.
Se me han puesto los pelos de punta mientras lo estaba diciendo… Es que ahora mismo estoy tan descolocada con todo lo que has dicho que tenemos una percepción a nivel social, que yo, además, lo hablaba con Consuelo el otro día, que todo el tema de cómo está estipulado estas enfermedades, es muy complicado gestionar.
¿Por qué?
Porque pasa algo. Primero, que tienes que darte cuenta de que está pasando algo, porque probablemente cuando te das cuenta que está pasando algo, no es que sea tarde, pero estamos ahí ya; ya es muy visible. ¿Quizá?, ¿podemos decirlo así?
María: Exacto.
Consuelo: Llevas mucho tiempo viéndolo venir, pero no lo quieres ver.
Exacto. Luego encima te topas que vas a buscar ayuda…
Consuelo: Y es muy difícil. En nuestra comunidad autónoma, ahora mismo, es muy difícil. Tenemos las UTCAs saturadas. Antes ya de la pandemia y ahora todavía más.
Por daros un dato, en la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria para adultos llevan más de tres meses sin la figura del psicólogo – psicóloga; importante para la recuperación del paciente que sufre trastorno de conducta alimentaria.
En el infanto juvenil, ayer mismo, una familia de nuestra asociación, su hija, lleva desde el dos de julio sin tratamiento… Recaída brutal… Y la próxima cita creo que la tiene para finales de septiembre.
Tenemos la suerte de tener en el programa a una psicóloga y también a una nutricionista y lo hablaba con Leticia estos días, un poco preparando el programa y os puedo decir que mis pelos están de punta. Voy con muchísima precaución. La gente que nos escucha probablemente dirá: “¡Jo!, ni una broma, ni una sonrisa, ni un tal…”, porque creo que es un tema muy delicado.
Tú nos puedes decir, Leticia. Porque yo le hacía mucho hincapié en que tú estuvieses como nutricionista, porque creo que hay una gran importancia en todo esto, en la alimentación, en la nutrición y demás. Pero tú me decías que no, que aquí lo importante cuando pasa esto, ¿qué es? ¿A quién primero hay que asistir?
Leticia: Siempre, siempre, la figura del psicólogo o psicóloga que tiene que estar súper presente. Yo creo que hay que hacer una buena gestión emocional y después ayudar con la nutrición. Pero el primer abordaje es psicología siempre.
Es que es muy triste que tengamos en esta sociedad en la que estamos ahora, quitando un poco el tema de los trastornos, que los flacos están sanos y que los gordos no. ¿Cómo lo ves tú, Mari?
Maricarmen: Eso es así.
Además de que tu definición era: “Soy gorda”. Y yo diciendo: “Tía, que es que no lo puedo decir en la radio”. “Que sí, que sí. Que quiero que lo digas”.
Maricarmen: Es que criminalizar la palabra gordo o gorda es uno de los primeros errores que cometemos desde el lenguaje. Por eso es tan importante el lenguaje. Es decir, nadie es ni más ni menos por ser alto, bajo, gordo, flaco, rubio, moreno… Porque uno puede decir que es alto y rubio, y sin embargo, cuando dices que eres gorda, la gente se extraña. ¡Si solamente es una condición!
Yo sé que mido 1.68, que peso 98 kilos… Sé que estoy gorda, sé que me sobran 25, 30 kilos… ¿Que debería de perder por salud? Pues a lo mejor sí, diez, quince… Pero ¿por qué tengo que pesar 50? Por qué la sociedad me dice: “No. Yo quiero tener buenos análisis, quiero hacer deporte, quiero tener una vida sana”
Pero ¿eso te lo dicen ahora?
Maricarmen: Eso te iba a decir. Yo llevo una camiseta con la que tenía que venir aquí a hacer apología…
La camiseta pone: “Yo en el renacimiento lo petaría”.
Es un poco lo que yo estaba diciendo, parece que nos debemos a: ¡Venga!, pues ahora se llevan rellenas, pues porque había alimento y quien estaba relleno era que tenía buena salud.
Consuelo: Qué posición económica tan buena.
Maricarmen: Qué posición económica tan buena y ahora es todo lo contrario…
Ahora no. Ahora es fatal de los fatales.
María: El modelo de belleza está basado en la delgadez totalmente.
Claro. Gracias a Dios está cambiando. Porque hace 6 años atrás (como mucho), yo recuerdo ver pasarelas y decir: “Pero si es que le estoy viendo todos los huesos. No le falta uno que no le vea”. Ese noventa, sesenta, noventa.
Ahora mismo me ha venido a la cabeza (y lo tengo que soltar), recuerdo que hablamos de Victoria Secret, de que había sacado una talla “curvi”, que yo cuando vi las medidas… Fueron dos centímetros más que la noventa, sesenta, noventa.
Maricarmen: Cuando lo vi, tengo que confesar que cogí el metro para ver cuánto era en mi cabeza, porque yo lo oigo, pero no sé. Cuando mido así, de cintura me parece que eran 67 creo recordar. Yo puse 67 de cintura y dije: “¿Esto qué es? ¿El muslo o qué? ¿Qué parte es esta de una curvi?” Una cosa es que uno sea consciente de que le puede sobrar más o menos kilos y otra que la tele me diga…
Ahora que hemos dicho lo de “curvi” voy a poner una nota divertida, porque si no nos estamos yendo como muy… Y más me cuesta. Hay un Tik Tok por ahí corriendo que dice: “Es que yo me siento curvi”. Y el de al lado le dice: “Pues yo rotondi”.
Al final es como: ¡Joder!, vamos a normalizar. ¿Por qué siempre hay que estar mega flaco?
Leticia: Exacto. Hay que visibilizar todos los tipos de cuerpo.
Consuelo: Exactamente.
Hay una pregunta que tenía para Leticia, porque creo que es importante. ¿Nos alimentamos o nos nutrimos? Porque parece que lo único que hacemos es meter comida…
Leticia: Exacto. Es que aquí puedo abrir un melón. Entonces, a ver, alimentarse realmente es… Si nos paramos a lo que es la definición fisiológica: “La alimentación es el proceso voluntario de ingerir alimentos”. Lo que es involuntario es la nutrición. Nuestras células con lo que nosotros le aportamos se nutren en función de los alimentos. Entonces, claro, aquí hay un poco mezcla de palabras que las utilizamos mal o no sabemos o las mezclamos y tal… Yo creo que nos cuesta saber cómo alimentarnos; como que hay muchas dudas al respecto, porque hay mucha información…
Hay tanta información y no sabes cual es verdad. Porque está que si la dieta Keto, la de la manzana, la de las proteínas… No sé, es que hay tantas…
Consuelo: El ayuno intermitente que ahora está tan de moda.
El ayuno intermitente. Yo muchas veces pienso: ¿Irme a hacer deporte sin desayunar? Me da un ataque.
Leticia: Claro. Hay muchos tipos de dieta y estrategias nutricionales, pero lo importante yo creo, en nutrición, yo siempre digo que en nutrición todo depende.
¿Depende de qué?
Depende del momento, depende de la posición socioeconómica, si la persona tiene hijos, tiene cargas familiares, depende del trabajo… Yo creo que en nutrición hay que buscar la adherencia del paciente a unos hábitos saludables. Ya está. Para una persona será super bueno hacer un ayuno intermitente, para otra buscar un buen enfoque en una dieta Keto… Pero todo dependerá de la situación de la persona.
Maricarmen: Yo lo que puedo decir como paciente con TCA es que la palabra dieta es terrorífica.
Consuelo: Es prohibición. Y todo lo que significa prohibir para un paciente con trastorno de conducta alimentaria es criminal.
Leticia: Yo lo hablaba con Ariane. Que se ha prostituido la palabra “dieta”. Parece que haces dieta y es negativo. Ya es la restricción, la prohibición… Y en realidad, dieta es la manera de comer de las personas. No tiene nada que ver. Entonces, hemos prostituido un poquito esa palabra. Parece que cuando vas al nutricionista y estás delgado: “¿Por qué vas al nutricionista si estás delgado?” Porque a lo mejor quiero aprender a comer en este momento acorde o entreno de una diferente manera, o tengo una patología y quiero sentirme mejor con respecto a eso… Pero hacer dieta no significa hacer una dieta hipocalórica con el fin de bajar de peso.
Maricarmen: El problema es que la información que viene desde todos los medios de comunicación y desde la sociedad en general es que uno tiene éxito en el momento en que consigue ser esa otra persona que tú no eres ahora. Ósea, ha salido hace muy poco una noticia de la cantante Adele que ha perdido un montón de kilos y de repente se ha convertido en una mujer muy guapa, en una mujer exitosa… No, perdona, esa señora era guapa con 30 kilos más. Ahora solo está más delgada. Además, la voz sigue siendo la misma… Quiero decir, que asociar el éxito a las dietas, que es lo que parece que ahora vende…
Estamos hablando de Adele, pero Montserrat Caballé si adelgazaba perdía voz. Salió una noticia que se puso a adelgazar y la voz no la tenía igual…
Maricarmen: Al final, es una caja de reverberación. Quiero decir.
A eso es a lo que voy. A que lo vemos como algo negativo y para esa señora que era su vida, que era su profesión, le iba bien. Al final, lo que tenemos que normalizar es que deberíamos tener una alimentación sana y dejar de ver si me pongo filtros, si me quito… Ósea, querernos a nosotros mismos. Volvemos a María otra vez…
Consuelo: Yo querría apuntar a que estamos en una sociedad en la se nos exige una cultura de la delgadez extrema, brutal… Unos cánones de belleza inalcanzables. Entonces, ¿qué pasaría con la industria de la moda, de la cosmética o de las dietas? ¿Qué pasaría si cada uno nos aceptáramos como somos?
Maricarmen: Hay muchos intereses creados.
Consuelo: Hay muchos intereses en torno a esto. Muchos millones mueve esto. Luego, yo querría apuntar, magnífica definición la que ha dado María, que para los pacientes es la enfermedad del miedo, sufrimiento y ocultamiento; y para las familias lo mismo.
Es complicado visibilizar todas las etapas que tiene, porque empieza con un tonteo con la comida. Empieza con unas restricciones: “me quiero ver mejor…” Al final, lo decía María, no es el “me quiero ver mejor”, es que quiero llenar algo que está vacío, que hay algo que no sabes solventar porque no tienes herramientas, por lo que sea, pero hay algo ahí que está fallando. Entonces, claro, entre la velocidad que tiene de por sí nuestra vida y que tampoco vas a andar: “Bueno, pues hoy no quiere comer esto. Bueno pues ya está, no pasa nada”, pero ahí empieza el no pasa nada.
Consuelo: Sí. Empieza la restricción.
Realmente es que el trastorno de conducta alimentaria, el 10% es el síntoma que vemos, digamos, la relación que tienen nuestros hijos e hijas con la comida. Eso nos está diciendo la primera señal de alarma, que está pasando algo. Pero realmente la enfermedad, el 90%, es esa mochila que el paciente lleva a sus espaldas, que no ha sabido gestionar emociones, que has podido sufrir acoso escolar, bullying, abusos sexuales… Hay muchas cosas, muchos factores y están en esa mochila que yo siempre digo. Y hay que con la ayuda de un equipo multidisciplinar en el que es muy importante psicólogo, psiquiatra y nutricionista, volver a que esa mente vuelva a funcionar, a que esa cabeza vuelva a tener todo en orden.
Maricarmen: Lo que pasa es que hay un problema muy gordo. Cuando empiezas a ser consciente (y esto lo digo en primera persona), que no eres capaz de controlar lo que comes… Yo tengo trastorno de conducta alimentaria por atracón, entonces, cuando tú vas a tu médico de cabecera como me ha pasado a mi… No he llegado a un mes que tuve una recaída y fui a mi médico de cabecera y le dije: “Mira, necesito ayuda. Otra vez creo que no puedo hacerlo sola. Necesito que me eches un cable”. Lo primero que me dijo fue: “¿Estás segura? Mira que tampoco será para tanto”. Quiero decir, que cuando tú vas a pedir ayuda, en mi caso, tengo la suerte de que ya reconozco esas señales, han sido dos años de tratamiento en una UTCA y uno ya se conoce. Y tengo 36 años, cuando tenía 16 era otra cosa.
He conseguido después de dos visitas, de un mes de insistir, de: “Mira, que es que no estoy bien. Que no me vale con que solo me des medicación y ya está y no me veas hasta dentro de cinco meses, que es que eso no me va a hacer nada…” He conseguido que me den cita, pero en la unidad de mi centro de salud de psiquiatría y encima para finales de octubre; y eso que he tenido muchísima suerte. Ósea, yo voy a tener que hacer otra vez el peregrinaje a la unidad de psiquiatría de mi centro de salud, en mi centro de salud me mandarán a la provincial, en la provincial me mandaran al UTCA y si tengo muchísima suerte, en seis meses me verá el psiquiatra del UTCA; si tengo mucha suerte.
Consuelo: Si tienes suerte, porque ahora los protocolos han cambiado. Ahora primero tienes que pasar por médico de familia, te derivan a las unidades de salud mental y si allí no ven gravedad el tratamiento empieza allí. Solo cuando el paciente está muy grave, que yo no sé qué consideran grave, porque hay un paciente que puede tener un normo peso, un sobrepeso y puede estar muy grave, y sin embargo, no los derivan a las UTCAs…
Leticia: Un TCA no es un problema de peso.
Y el tema es, que luego encima cuando lo traspasan al peso, cuando ven si tu índice de masa corporal no es demasiado bajo: “No pasa nada. Está bien”. No. No está bien no, ósea, no es necesario eso. Creo que hay otras fases antes en las que entra María en este caso, que la tenemos en el programa, de: “No, es que esto hay que tratarlo antes, porque después va a ser peor. Y puede llegar a un punto al cual nadie queremos que llegue”. Pero estamos hablando de que es la cabeza y que puede dar muchísimas vueltas, y resulta que la estamos dejando seis meses, que en este caso Maricarmen tiene gente cerca y que ella sabe levantar la mano… Pero son seis meses que para una persona que no sabe lo que le pasa, que tiene una bolita a la cual se le suma otra más, otra más, otra más… Es un gran bolón… Puede hacer cosas que nadie desee. Entonces, creo que hay que darle la gran importancia que tiene a cualquier trastorno de conducta alimentaria.
Maricarmen: Hay que visibilizar. Y estos ya no son solo los TCAs, hay que visibilizar la salud mental.
María: Fijaos que el volumen máximo de trabajo que yo llevo de pacientes tiene TCA. A lo mejor el 90% de los pacientes. De todas las personas a las que yo acompaño me atrevería a decir que ninguna podría ingresar en un centro, en un hospital público, en una UTCA o lo que sea… Dependiendo de la comunidad, ninguna podría ingresar porque a ninguna por el peso entraría en la gravedad. Sin embargo, acompaño a muchas personas que están muy graves porque son historias, como decía, de abusos sexuales por parte de familiares, incluso mucho maltrato también desde la familia desde que eran muy pequeñitas… Y como decíais antes, es esa mochila que la persona lleva, que está afectando a su salud mental y que en un momento la persona lo único que supo hacer fue comer o no comer. Era su defensa.
Casi siempre, en la mayoría de los casos en la infancia, la persona o la comida, mejor dicho, o el cuerpo, le ayudó entre comillas a sobrevivir a esa situación. ¿Qué pasa? Que lo introyectó tanto, lo interiorizó tanto, que a día de hoy se ha convertido en algo mucho más automático. El peligro real fuera, ya no está de la misma manera que en algún momento estuvo, pero la persona tiene tanto miedo a deshacerse de esta defensa, de esta enfermedad, o de la sintomatología, que si se la quita, no sabe quién es. Porque le lleva acompañando prácticamente toda su vida en la mayoría de los casos. En mayor o menor gravedad, pero ahí está.
Maricarmen: Llevas toda tu vida comportándote igual y eso me ocurre a mí. Yo no me acuerdo de cuando no tenía vergüenza de comer en público, por ejemplo… Y yo me dedico a la comunicación gastronómica, quiero decir, que como y bebo en público todas las semanas, y sin embargo, es algo que yo no tengo recuerdo. Igual cuando era muy pequeña, cinco, seis, siete años, ya empecé a ir a los cumpleaños infantiles y a tener vergüenza de comer los mismos sándwiches que se comían mis amigas, porque como yo estaba gorda y ellas no… Pues ellas si se comían dos y yo me comía uno porque, sino que iban a decir…
Claro. Ahí entra la emoción de la culpa. Es brutal…
Maricarmen: No recuerdo cuando no comía con culpa… No lo recuerdo y tengo 36 años…
Vamos a hacer un parón, para respirar, para digerir un poco todo esto, porque la verdad es que es bastante… Pero antes, me han chivado por aquí que hay mensajes.
Edu: Sí. Hay varios mensajes. ¡Vamos a tener el ganador de este pedazo de regalo!
Vamos a hacer sorteo. ¡Vamos!
Edu: Uno de ellos ha sido simplemente de un amigo nuestro. Bueno, amigo nuestro y amigo de más gente que estamos aquí en el estudio, de Agustín Martín, que yo creo que alguien que está por aquí lo conoce, ¿verdad, Maricarmen?
Maricarmen: ¡Ay, mi Agustín! Que majo es. Es un amor.
Edu: La verdad que sí. Ahí tienes toda la razón. Nos dice:
“Interesantísimo tema. Saludos a María Carmen Bozal”.
Muchísimas gracias, Agustín.
Una de nuestras oyentes, Beatriz, nos dice: “Yo fui al nutricionista a raíz de mi falta de vitamina B12 y de hierro y se me enseñó a comer lo mismo que comía, pero bien. Además de perder grasa localizada, me encontraba mucho mejor de mente”.
Bueno, muy bien eso. ¿Qué más tenemos por ahí?
Edu: Y un último mensaje que nos llega por ahí que dice:
«Hola. ¿Cómo veis los trastornos alimenticios en la infancia? ¿Incidencia? ¿Cómo detectarlo?”
Esa va a ser otra bomba. Ya que han abierto ese melón le vamos a responder a la vuelta, ¿qué te parece? Porque es que ese es un gran melón con los niños. Eso tiene muchísima tela. Así que hacemos un parón, cogemos fuerza y volvemos en breve.
(música)
Volvemos. Son las dos menos veinticinco y nos han abierto un melón por redes sociales.
Bueno, nos contaban que estaban participando gente para el tema del sorteo. Vamos a sortear una sesión de estética entre todos los que nos escriban al teléfono del programa que es el 680 88 82 87. Tenemos, además, un audio. Creo…
Edu: Tenemos un audio que nos acaba de llegar ahora mismo. Nos llega de Guillermo:
“Hola, muy buenas. Soy Guillermo Pinilla. Nos conocimos hace unas semanas en el estudio de Radio Onda Aragonesa. Un beso enorme para Maricarmen y para Ariane.
Yo quería precisamente tratar un tema que considero que es muy importante. Me he enganchado tarde al programa e igual lo habéis hablado ya, pero es sobre los TCA, de los trastornos de la conducta alimentaria. Creo que es importante visibilizarlos, sobre todo, porque apenas conocemos un par. Creo que solo se habla de la anorexia y la bulimia, pero hay muchos otros más como pueden ser la vigorexia o el trastorno por atracón que es uno de los más desconocidos a mi parecer. Pienso que es importante que la gente acuda a nutricionistas o a psicólogos para poder detectar esos TCA.
También, desde aquí, echar un capote a la Asociación TCA Aragón y a la Asociación APATAS de las personas que sufren TCA, que están haciendo una labor increíble, imparable. ¡Muchas gracias!”
Gracias Guille. Por ser tu te lo vamos a obviar, pero ya puedes escuchar el podcast que habla de este programa para que lo tengas todo enterito y te escuches desde el principio, desde el minuto uno. Te lo perdonamos por ser la primera vez y por ser tu.
Pues sí, estamos hablando de todo esto. Estamos hablando de la poca visibilidad, del TCA… Tenemos con nosotros a Consuelo que es TCA Aragón, que desde aquí te manda beso Guille.
Consuelo: Te mando un beso fuerte. Nosotros somos la asociación de familiares y en APATAS están nuestras hijas. Es la Asociación de pacientes.
Y ahí es lo que nos decía Mafer. ¿Cómo un padre se enfrenta a un TCA infantil? ¿Cómo lo detectas, como lo ves?
Consuelo: Es muy difícil detectarlo, porque ves que hay una mala relación con la comida… Voy a tirar un poco de mi experiencia.
Hasta donde puedas y te sientas cómoda.
Consuelo: Ves que tu hijo o hija desde pequeñito en la mesa tan apenas come y sin embargo está gordito o gordita; la palabra que tememos de empezar a usar. Y no pasa nada, hay que quitarle esa connotación negativa.
Maricarmen: Es una característica física más…
Pero fíjate, voy a poner una apreciación, porque creo que es importante y creo que viene desde la cuna y aquí hablo personalmente. Mi hija, 18 meses, la revisan en tres meses por un bajo peso. Pesa 500 gramos más que su hermana mayor a la misma edad. Tiene un percentil 100 de altura y un percentil 80 de peso… ¿Qué tenemos que revisar?
Consuelo: Nada.
Evidentemente creo que se nota en mi tono que no me preocupa mucho que haya que revisarle el peso. Yo lo dejaba ahí como que, sí desde tan abajo nos están descompensando todo y es como: ¿Qué le tengo que revisar si está bien?
¿Cómo podemos nosotros saber cuándo hay que interferir? Es un poco a lo que ibas tú a contar ahora, ¿cómo empiezas a ver esas señales? ¿Cómo sabes cuando no hay una buena relación con la comida?
Consuelo: Veíamos que no había una buena relación, en la mesa no comía, o comía, pero quitando alimentos… Y eso, pensabas: “Está gordita, pero será por su constitución. No pasa nada”.
¿Qué pasa?
Que poco a poco empezamos a ver restos de vómito… Ya ahí la sospecha. Un día nos llaman que se ha desmayado por la calle.
¿De qué edades hablamos, Consuelo?
Consuelo: Hablamos de 14 años.
En la adolescencia, estos niños ahora están empezando con 10 años, es que ellos no saben lo que les está pasando. Entonces, ¿cómo piden ayuda? Pues es que tampoco lo saben. Somos las familias las que estamos ahí pendientes, pero lo ves venir y sin embargo, no nos queremos dar cuenta.
Y es una edad complicada…
Consuelo: El primer día que llevé a mi hija a una UTCA cuando ya nos dimos cuenta con esa edad de que había una bulimia…
Maricarmen: Perdona, una UTCA, que igual la gente no sabe lo que es. La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria.
Consuelo: Que en nuestro caso para los menores de 18 años está en el hospital clínico.
Pues bueno, yo la llevé y fui la típica madre que pensó: “Cuatro consultas aquí, unas pastillitas y esto se acaba”. ¡Madre mía!, la batalla que lleva mi pobre hija… Porque yo he sido un pilar fundamental en su recuperación, estoy de acuerdo, pero el sufrimiento que ha pasado ella, como María puede conocer… El sufrimiento porque debutó con bulimia, hablamos cuando conocemos la enfermedad, pero ella misma vio que nadie le ayudaba, porque la bulimia, al no tener un MC bajo no te ingresan; no es criterio de ingreso. Y, sin embargo, interiormente estaba destrozada.
¿Cuándo fue el ingreso?
Cuando llegó a la delgadez extrema.
¿Por qué llegó a esa delgadez extrema?
Porque yo pienso que el péndulo estaba en la cabeza girando de un lado a otro y decía: “Si no me ayudan aquí voy a irme hacia este lado”. Realmente ella nos estaba pidiendo ayuda, pero como no se puede ingresar al paciente si no tiene un MC bajo, pues decidió el péndulo ir a la anorexia; anorexia restrictiva. Cuando llegas un día a consulta ya ven el MC derrumbado, un peso bajísimo… Corriendo a ingreso.
¿Dónde nos ingresan?
Como no hay camas prácticamente, María lo sabrá que ha estado en la UTCA de adultos, dos camas para los adultos y en infanto juvenil andamos ahí, ahí; agudos… Sitio ideal para ingresar a una paciente…
Maricarmen: Lo que hay que revisar son los criterios.
Al final, lo dice María, lo primero es la cabeza. El desorden está en la cabeza. Luego también, hay que darle visibilidad a algo que se le da mucho cuando hay violencia de género y es a no quitar la vista.
Consuelo: Exactamente. No debemos quitar la vista.
Yo puedo decir que he vivido en una residencia de deportistas y había un caso. Ese caso para que no infectase al resto, se aisló, se metió en una habitación con un baño propio. Pues es que al final le estás dando todas las herramientas que necesita, ¿no?
Consuelo: Sí. Sobre todo, el baño propio. Es lo mejor que se les puede ocurrir.
Claro. El problema era que podía infectar al resto…
Consuelo: Esto no se contagia, ¡eh!
¿Estamos locos o qué?
Consuelo: Ni se elige tener esta enfermedad.
Exacto. Nadie la elige.
Consuelo: Los pacientes, y María estará de acuerdo conmigo, no eligen tener esta enfermedad. Nadie puede elegir este sufrimiento.
Maricarmen: Hay una frase que te repiten mucho a lo largo de todo el recorrido con la enfermedad. Una vez que entras en el circuito de trastorno de conducta, ya no. Yo decía: “Es como otro mundo. Me tratan de otra manera”. Pero hasta que llegas a ese circuito, los nutricionistas, los médicos de cabecera, tienen la típica frase de (porque yo estaba obesa): “Quítate el pan, bebe más agua y camina más”. Yo decía: “Pero vamos a ver, ¿tú crees que, si yo fuera capaz de quitarme el pan, de beber más agua y caminar más, pesaría 145 kilos?” Seguro que no. Nadie está enfermo por elección. Yo no podía subir escaleras. Yo tenía una hija de nueve meses y me costaba la vida agacharme a cogerla y a levantarla. Quiero decir, que nadie elige estar enfermo.
Consuelo: Pero parece ser que para la sociedad sí que lo han elegido si te das cuenta.
María: Es lo que genera la culpa luego en la persona. La mirada puesta en que “es que comes porque quieres», o “vomitas porque quieres”, “si no comes porque no quieres…” Se centran solo en la parte conductual, y aquí es donde entra en juego que la persona se responsabilice cuando ya lleva un tiempo de proceso terapéutico: “Yo me responsabilizo de la acción que estoy tomando”. ¿Pero por qué?
Porque para eso tiene un trabajo.
María: Exacto. Tiene que haber un trabajo anterior para contextualizar y encuadrar de donde viene el trastorno. Es decir, cuál es la función que está teniendo la comida: llenar un vacío, calmar la ansiedad, pedir ayuda… En el ejemplo que ponías de tu hija, si así no la están ayudando, le están diciendo que no es lo suficientemente grave… Al final, la sintomatología va a ir en aumento y es pedir ayuda. Estoy tan mal que tengo que gritar. La forma de gritar que tengo para pedir ayuda es potenciando la intensidad de la sintomatología o la frecuencia, porque sienten que solo así se les mira o se les escucha.
A ver, uno de los problemas también que hay con esto es que estamos hablando de 14 años. ¿Qué pasa con esos 14 y 12 años?
Consuelo: Que ellos no identifican lo que les pasa.
Ahora en Instagram todo es maravilloso y bonito y con filtros, hay que vestir así, hay que ser así, tienes que tener el pelo así… Y al final es: “Me están diciendo lo que tengo que hacer, como tengo que ser…”, y llegan a los veintitantos con un follón en la cabeza que no saben ni quienes son, ni lo que quieren ni cómo lo quieren. Más luego toda la mochila que llevan encima que no saben cómo gestionar… Entonces, ¿a dónde vamos?
Maricarmen: El problema es que no somos conscientes de que hay cosas que a priori parecen absolutamente banales y que no son importantes.
Justo antes de empezar este segundo bloque del programa le comentaba al resto de compañeras el problema que he tenido. Yo tengo una hija de 12 años que está en normo peso por índice de masa corporal; por edad y por altura está en normo peso. Pero bueno, pues es una niña y todavía tiene forma de cuerpo de niña, se está empezando a desarrollar, tiene su tripita… Están de moda las camisetas cortas pues porque todas las cantantes las llevan y toda esa clase de cosas… Yo creo que una cría de 12 años a la que le apetece ponerse una camiseta un poquito corta, que se le vea un poco el ombligo, pues a mí no me parece ninguna barbaridad. Si a la cría le gusta y no le hace mal a nadie, yo pues se las compro.
¿Qué mal va a hacer?
Maricarmen: Pues eso digo yo.
Leticia: Pero ni una cría de 14 años y ni una persona adulta.
Maricarmen: La cosa es que cada una se pueda poner lo que se le dé la gana y ese es el mensaje que yo le quiero transmitir a mi hija, que ella se puede vestir como quiera, que nadie le tiene que decir cómo se tiene que vestir… Pero ¿qué pasa? Que la familia no siempre piensa lo mismo. Ósea, mi madre, que la mujer la quiere, ¿cómo no va a querer a su nieta y como no me va a querer a mí?, pero en ocasiones no somos conscientes que un pequeño comentario va minando y va minando.
El otro día se puso mi hija su camiseta nueva corta, más contenta que iba para irse de vermut con la familia. Nosotros nos bajamos en tranvía y ella se fue con mis padres en el coche. Cuando llegaron a la Plaza del Pilar mi hija se había metido la camiseta por dentro y se había puesto una sobre camisa por encima. Además, eso fue hace dos fines de semana que hacía un calor en Zaragoza… Me manda un mensaje y me dice:
“Me muero de calor”.
Y digo:
Pues quítate la camisa que llevas.
Y me dice:
“Es que me ha dicho la yaya que estoy mejor así con la sobre camisa y la camiseta metida por dentro”.
¿Pero a ti como te gusta llevarla?
“A mi sin camisa y con la camiseta corta”.
Pues ponte como quieras.
“Ya, pero es que la yaya…”
Claro, si eso pasa un día y otro y otro, al final, la niña piensa que no se puede poner la camiseta porque se le ve la barriga…
Creamos nosotros los propios estereotipos
María: Claro. Habéis hablado del IMC. Es que el IMC es peso y altura y no se tiene en cuenta nada más… ¿Y quién ha dicho que esto es como tiene que ser? Porque, ¿qué pasa si tengo un IMC un poquito más alto y tengo sobrepeso? Ya no estoy en normo peso, ya estamos hablando de la normalidad. Es que la distorsión empieza desde el lenguaje.
Y luego también sí que es verdad, porque a mí me lo han llegado a decir, yo cuando hacía deporte, evidentemente, al final tienes más músculo, se te ve más. Cuando lo vas dejando es menos. Yo cuando adelgazaba mi madre lo primero que me decía es: “Has adelgazado un montón. Se te nota mucho en la cara”. Físicamente me entraba una talla menos, una camiseta o tal, pero en la cara no era igual. Al final, adelgazas de todo, no adelgazas de lo que quieres… Muchas veces es lo que decimos: “Es que adelgazo y me adelgazan las tetas”. Pues vaya, lo que no quiero que me adelgace, me adelgaza… Con lo cual, ¿qué buscamos? ¿Que todo el mundo seamos iguales? Noventa, sesenta, noventa y eso es como ¡por favor!
Leticia: Creo que se busca la aceptación; la validación externa también.
Maricarmen: Eso es. Pero la validación por parte de la sociedad, cuando lo que deberíamos buscar y lo que llevo luchando toda la vida es por la aceptación mía, propia…
Consuelo: La diversidad corporal. Ósea, cada uno tenemos un cuerpo y tenemos que valorarnos como personas, no por nuestro cuerpo. No puede un número que marca en una báscula decir lo que valemos. Cada uno valemos por nuestra persona.
Lo del número es tan relativo… Hace poco alguien lo ha dicho (algún nutricionista), que puedes variar en el mismo día tres kilos de diferencia…
Leticia: Totalmente. Si has desayunado, si no, si has comido… Yo ya la mitad de las consultas ni peso a la gente… Es que me parece centrarnos en el peso.
Es un número.
Maricarmen: Es lo primero que te prohíben hacer cuando entras a una unidad de trastorno de conducta alimentaria.
Consuelo: Y si te pesan lo hacen de espalda y tú nunca sabes el peso.
Leticia: Medir el progreso por los kilos que tu peses no tiene sentido.
Maricarmen: A mi hay algo que me enseñaron en la terapia de grupo. Algo que aprendí, que me parece super valioso para la gente que tiene trastorno de conducta alimentaria y que cuando alguna vez he dado alguna charla yo creo que es super básico y es que hay que estar agradecido, porque el cuerpo que tenemos sea como sea (y yo soy la primera que no me acepto. Hay mañanas que me levanto y me veo mejor y otras peor), es el que me permite irme con mi hija al parque, el que me permite hacer cosas, es el que me permite vivir… Es que es mi transporte.
Leticia: Aceptarse no significa que te guste todo de ti.
Al final, eso nos pasa en todos los ámbitos. Yo quiero a mi pareja, pero probablemente habrá cosas que no me gusten, y de él de mí. Al final, es una compensación de todo. Creo que nadie somos perfecto y no hay que buscar esa perfección.
Hace poco salía la noticia, creo que era en Italia, que estaban prohibiendo los anuncios en redes sociales con filtros. Porque, claro, anuncio una crema y me pongo un filtro maravilloso… Pues, ¿qué estás dando a entender? Parece que todos tenemos que ser rubios, ojos azules…
Maricarmen: La historia está en no criminalizar nada. Yo soy la primera que cuando me hago una foto me gusta hacérmela desde mi lado bueno. Y si voy maquillada mejor, pues, porque me veo mejor.
Para que me vean mal, que me vengan a ver a casa. Al final es, si yo me siento bien que opinen lo que quieran.
Consuelo: Pero eso lo vemos ahora que somos a lo mejor más adultos, pero hablamos de niños y niñas de 13 y 14 años…
A colación de la pandemia, voy a dar un dato: en la pandemia hemos utilizado las redes sociales un 40% más. ¿Qué han visto estos niños y niñas? Han visto famosillos con la dieta del pin pan pum, ejercicio compulsivo, “mira que mona estoy”, imágenes con filtros como decía María… Y claro, por eso ha venido este incremento también.
Ahora que has dicho lo del deporte, corrígeme María sí no, pero entiendo que el deporte y la alimentación se puede contemplar como otro tipo de trastorno. Porque claro, hago mucho deporte para estar bien físicamente, como mucha proteína, mucho tal, para estar aún más fuerte, crecer más, con lo cual, vamos a lo que decíamos antes, al “crossfitarse”, al ponerse mazaos que es lo que nos ha pasado en la pandemia. O hacíamos muchos bizcochos o hacíamos mucho deporte…
Maricarmen: A mí me dio por los bizcochos. No me dio por el deporte.
Leticia: Yo creo que hay que buscar una flexibilidad, dejar esa rigidez. Es decir, dejar ese exceso de control sobre todas las cosas, que creo que eso es lo que no va a generar el descontrol.
Maricarmen: Yo me doy cuenta de que estoy bien de mi trastorno de conducta alimentaria o estoy mejor, para empezar, cuando no me supone un problema ir a comprar y para continuar cuando yo tengo en mi casa un chocolate de la cría, tengo patatas fritas, tengo cosas en los armarios y no sé qué cosas tengo… Ósea, cuando no me preocupo de la comida es cuando yo sé que estoy bien. En el momento que sé que lo tengo y no me lo puedo comer, pero sé que está ahí…
Leticia: Es que la prohibición es lo que va a generar ese deseo.
María: Claro. Es que el problema, y un poco lo que decías de la pandemia y la rigidez con la comida o con el deporte… Al final, es un poco lo que comentaba antes, la forma en la que tengo de trabajar con las personas a las que acompaño es saliéndome del todo del diagnóstico, porque para mi forma de verlo, los diagnósticos son etiquetas distorsionadas. Por lo que comentaba antes, porque es que una persona puede no estar diagnosticada de TCA, pero haberse pegado, con el ejemplo de la pandemia, todo este tiempo que hemos estamos en pandemia, encerrados, haciendo un montón de ejercicios aun cuando no le apetecía o estaba cansado, haciendo una dieta para: ”Mira, ya que estoy en casa y no salgo y estoy bien…” Entonces, preocupándose tanto por la comida, por su cuerpo y cómo va a estar y que su mente gire solo entorno a la comida y al cuerpo…
Y probablemente no dejándose sentir, no dejándose ser, porque en ese momento era “hay que hacer deporte, hay que hacer bizcochos, hay que hacer…” ¡Oye!, que estoy enfadado, estoy cabreado con la pandemia…
Leticia: Nos desconectamos. Creo muchas veces nos estamos desconectando de las señales del cuerpo.
Claro. Es que es brutal.
Consuelo: Hay que escuchar a nuestro cuerpo.
Yo no quiero cortaros, pero estoy viendo la hora y tendríamos tanto que decir aún…
Consuelo: Pues la verdad que sí, nos queda mucho en el tintero porque hay que trabajar mucho con la sociedad.
Exacto.
Por aquí me dice Edu que tenemos varios mensajes.
Edu: Tenemos un mensajito más que nos dice:
Enhorabuena por afrontar este tema tan delicado.
¿Cuál es el primer paso que hay que dar cuando detectas o sospechas en un menor este tipo de trastorno, a sabiendas de que el cauce normal es lento o poco resolutivo?
Consuelo: Si hablamos de menor, acudir al pediatra y empezar a trabajar con el pediatra. Será derivado a una unidad de salud mental y si el caso es grave pues lo pasaran a la unidad de trastorno de conducta alimentaria.
Bueno, pero seguir esos cauces para determinarlo, para ir pasito a pasito. Y más vale prevenir que curar. Vale más “bueno, vamos a mirarlo por si acaso”, que “bueno, no es nada”. Un poco lo que decías tú la aceptación de “puede ser que sea verdad”.
Consuelo: De hecho, hay muchas familias que nos están llamando con la sospecha y tristemente esa sospecha es real.
Claro. Es que ahí está el problema.
Maricarmen: Y que no pasa nada; que el mensaje es que no pasa nada.
María: Yo quería decir que, a mí, por ejemplo, me llegan muchas personas que me escriben por Instagram y me dicen: “María, viendo tal vídeo, tal lo que sea, tengo una duda y es que no sé si tengo un TCA”. Y me lo dicen así. Yo aquí lo que siempre digo es si te estás preguntando esto es por algo, es porque hay algo que no está yendo bien, entonces, vamos a revisarlo. Da igual que no tengas un diagnóstico, vamos a revisarlo.
Que grande esa reflexión, María. Me parece muy importante y lo que decía Maricarmen, no pasa nada por pedir ayuda. No pasa nada y es necesario para que luego no vaya a más y se genere más bola de todo esto.
Maricarmen: No es nada de qué avergonzarse, sobre todo.
Consuelo: Exactamente. Los pacientes deben quitarse ese sentimiento de culpa y de vergüenza. Y también las familias. Que nos sentimos muy culpables y no somos culpables de nada, porque igual que yo no elegí tener un cáncer, mi hija no eligió tener una enfermedad, un trastorno de conducta alimentaria.
Totalmente de acuerdo.
Bueno chicas, vamos a tener que despedirnos. Yo por mi parte, como teníamos el tema del sorteo de la estética de Naturden, hay que decir que haremos el sorteo ahora cuando acabe el programa entre los que habéis participado y lo colgaremos en las redes de Bihotz Mujer.
Daros las gracias. Espero volvamos a estar por aquí y que volvamos a hablar de este tema, le volvamos a dar bombo, porque se nos han quedado muchísimos tips por hablar, muchísimas cosas que decir… Y que oye, que este altavoz haya llegado muy lejos y que si te estás preguntando si tienes un TCA llama a María y ponte a ello.
Gracias a todos. Gracias por venir, nos vemos el próximo jueves.