Algunas mujeres se sorprenden al ver leche materna que no es blanca. Cuando sucede suelen mostrarse asustadas, ya que piensan que puede significar algo malo. Sin embargo, no tiene porque ser así. Es posible que este cambio en la tonalidad de la leche no tenga ningún origen preocupantes. En las siguientes líneas te mostramos por qué puede ocurrir lo que estamos comentando.
Leche materna que no es blanca
La primera leche que no es blanca es el calostro que tiene un marcado tono amarillo. Esto es debido a que se forma durante las últimas semanas del embarazo y tiene un alto contenido en betacarotenos. Se trata de una pigmentación que aparece en ciertos vegetales, como en las zanahorias, los mangos o a las calabazas y que les da también ese característico color naranja.
Esto que hemos comentado es normal y a pocas mujeres les extrañará. Sin embargo, la leche puede adquirir otros tonos que nada tienen que ver con el blanco o el amarillo. Si la leche la dejas reposar en la nevera u observas la que sale al principio percibirás un tono azulado, ya que está más aguada. Al terminar la toma la leche será más amarillenta porque tiene un mayor contenido en grasa.
Debes tener en cuenta que, quitando lo que hemos comentado, el resto de los cambios que puedes observar en color de la leche se deben a la alimentación de la madre. Si consumes muchos zumos de naranja, refrescos o gelatinas de este color puede dar lugar a una leche color anaranjado.
Por otro lado, si tomas una gran cantidad de verduras de hoja verde o bebidas isotónicas la leche podría tener un tono verdoso.
Otra de las razones que se pueden encontrar detrás de una leche de color extraño es la ingesta de diferentes medicamentos. Hay algunos casos en los que debido a la medicación que están tomando, las madres han producido leche de color naranja, verde o incluso negra. También puede darse este tipo de cambios por la toma de vitaminas.
Otro suceso habitual es que la leche tenga un color rojizo. En este caso la explicación es más clara. Lo que suele provocar esta tonalidad es la presencia de sangre en la leche. Puede ser debido a grietas en el pezón o incluso a lesiones internas en los conductos de la leche.
Cuando esto sucede, también percibirás la presencia de sangre en las heces del bebé. Lo cierto es que desde un punto de vista meramente médico no existe ningún problema en que tu hijo ingiera este tipo de leche. Pero sería bueno que visitases a un profesional de la salud.
Decimos esto, porque podrá verificar que el origen de la sangre es el que hemos explicado y también para que pueda tratar el problema que estás sufriendo. Si lo dejas, podría terminar en una mastitis.
De hecho, siempre que percibas cualquier cambio en tu leche o en la lactancia deberías consultar lo que sucede a tu médico. Ahora ya sabes por qué a veces puedes encontrarte con leche materna que no es blanca.