No quiero ser mamá

2 Dic, 2022

Podcast 33. No quiero ser mamá

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Contamos con más de 30 podcast con información valiosa para ti. En estos podcast se tratan todos esos temas que como mujer te afectan e interesan. Hechos desde el corazón.

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Trascripción del podcast

Un jueves más en Bihozt Mujeres en Onda, en Radio Onda Aragonesa.

Hoy vamos a hablar de un tema bastante polémico. Hemos pedido
testimonios y gracias a mucha gente hemos conseguido el testimonio de
una gran mujer que nos va a contar mucho. Ella es Irene Olmos,
ilustradora y escritora del libro “No quiero ser mamá”, que es el gran
tema del programa de hoy.

Por otro lado, me acompaña Esperanza, quien nos va a contar cómo vive
en sus carnes esa decisión de no querer ser madre. Y yo antes he dicho
que era mujer sin hijos que decide ser madre por decisión propia.

También tenemos aquí a Carmen, a quien hay que agradecer porque ella
ha sido la cómplice de que Esperanza esté hoy aquí con nosotros; y doy
la bienvenida a Edu también.

Yo tengo una gran duda, Irene, y es ¿por qué este libro? ¿Por qué de
repente nace la necesidad de crear este libro?

Irene: Para mí no fue de repente. Es una experiencia de muchísimos años;
acumulando experiencias, dibujando situaciones absurdas que iban ocurriendo
en mi día a día y a medida que iba pasando el tiempo, esas situaciones tan
absurdas, para mí, se volvían cada vez más habituales. Sobre todo, te vas
acercando a una edad (pasando la treintena) y empieza esa presión de tu
ambiente de “no vas a tener hijos…” Esa situación absurda fue a lo largo de
toda mi vida fértil; la iba dibujando hasta que vi que allí había una historia que
había que contar. Creo que muchas mujeres también se pueden ver reflejadas
en esas historias, que no es solo mi experiencia, sino que también muchas
mujeres, por lo que me han escrito, se han visto reflejadas y había que dar voz
a eso.

Hay mucha novela, a lo mejor mucha novela gráfica, libros que tienen que ver
con la maternidad en positivo, en negativo, pero el no serlo, yo no me veía
reflejada en nada, y dije ¿por qué no?, vamos a dar voz no solo a mí por mi
experiencia, sino por otras mujeres que también quieren verse en esas
situaciones, que no estamos solas, que no somos pocas, que somos muchas y
que vivimos situaciones muy parecidas.

Qué bueno. Que gran reflexión. Hablas de que tú has vivido eso, como lo
has dicho, tu etapa fértil, que has vivido esas situaciones, las ibas
ilustrando, lo has escrito luego en el libro… ¿Crees que ha sido un lugar
de desahogo el libro para ti?

I: No sé si diría desahogo, pero catártico desde luego que sí. Yo necesitaba
contarlo, necesitaba de alguna manera poder decir lo que no podía expresar en
directo con personas, en conversaciones, porque la gente se ofende.
Moralmente te piden justificaciones de por qué sí, por qué no… Y cuando tu
intentas hablar de tu posición se sienten un poco ofendidas, entonces, ha sido
como una manera de yo poder expresar con libertad, intentado respetar las
posturas por supuesto, pero con libertad, lo que yo pienso, lo que he vivido y
creo que una manera en que la gente entienda de que hay que respetar. Hay
que respetar a todas esas mujeres que no hemos querido ser madres por
nuestras decisiones, cada una por la suya. Y desahogo en el sentido de algo
negativo no, pero super positivo para mí sí ha sido.

Al final lo que buscabas era que te respetaran, pero sí que es verdad que
esas personas no lo veían de ese modo, ósea, me encantaría intentar
entender ¿por qué no lo ven bien? ¿No sé si a ti en algún momento te lo
llegaron a razonar?

I: Sí, claro. Esto es una reflexión de muchísimos años que yo a partir de ese
cuestionamiento de por qué motivo se nos cuestiona tantísimo a las mujeres
que no queremos… Yo creo que es un poco un desafío al rol que tiene la
sociedad; una sociedad patriarcal con la mujer.

Los dos están vistos como algo ideal, como el sueño que hay que perseguir y
el romper un poco con eso, ya lo decía Simone de Beauvoir, romper un poco
con el papel de mujer madre, es un poco desafiante. Es desafiante para
muchas personas y para quien te quiere, que vive la maternidad como lo más
bonito del mundo, es algo que te estas perdiendo y para ellos es un sufrimiento
que no es consciente, pero que te vas a arrepentir de eso. Y eso poquito a
poco ha ido cambiando en la familia, lo que es el entorno cercano si lo ha ido
cambiando, esa visión de que me voy a arrepentir, de que me estoy perdiendo
algo… Poco a poco esa visión de que todas las mujeres tenemos que ser
madres, poquito a poco va cambiando, pero es un desafío. Suponemos un
desafío para el rol que se nos tiene asignado de madres, cuidadoras… Y eso
no gusta a muchos.

Que fuerte. Yo para este programa estaba hablando con gente que ha
decidido no ser madre, que no ha querido dar su voz aquí (como lo va a
hacer Esperanza ahora en un ratito) y las palabras, los adjetivos que ellas
habían recibido me parecían tan duros que quiero compartirlos, porque
me decían: “no, que el estereotipo de no madre es que es una egoísta,
que es infeliz y que es una mujer incompleta, aparte de rara”. De verdad
me cuesta, quizás es porque soy un poco joven (yo estoy ahí en los
treinta) y quizás por eso, pero me cuesta tantísimo decirle a una mujer
que decide no ser madre que es una mujer “incompleta”. No sé la verdad
muy bien qué decir. ¿Qué piensas tú?, Esperanza, ¿de estas palabras tan
maravillosas que acabo de decir?

Esperanza: Lo primero, yo realmente no me he sentido tan presionada como
cuenta Irene. Afortunadamente en mi entorno no lo he vivido así. Sí que es
cierto que ha habido muchas conversaciones que te han desagradado, sí que
te tachan muchas veces de egoísta, de rara, incompleta… La verdad es que
me parece excesivamente fuerte, pero si se nos trata. Afortunadamente ahora
está cambiando, ya no es lo de hace unos años, pero todavía continúa;
tenemos mucho todavía que decir y espero que cambie.
Creo que al final, de hace unos años para acá, y, además, hay algún dato
que me gustaría ver con vosotras, y es que en los años 90 se produjo un
movimiento en los Estados Unidos (que a mí el nombre me hizo un poco
de gracia porque me recordaba otras cosas) llamado NOMO (no mother,
no madre) y parece que ahora está llegando a España. Ahora las mujeres
sin hijos son “NOMO”. ¿Qué te parece, Edu?

Edu: Yo no soy “NOMO”, pero es que hay cosas que no entiendo todavía. En
los años que estamos viviendo, en los que estamos continuamente hablando
de tecnología, de avances, de lo que estamos avanzando, de que nos
cambiamos todas las sílabas, cambiamos todas las palabras para parecer más
importantes hablando en inglés y que haya estúpidos que porque una mujer no
quiera ser madre se vea aborrecida, insultada o…. No lo entiendo.
Yo puedo entender que el movimiento “NOMO” se haya movido (“No
queremos ser madres”) y que ese movimiento reivindicativo pueda existir
en la época en la que esto nace, pero que a día de hoy llega a España…
Parece que pasa en todos los ámbitos, que se ponga esa etiqueta, otra
más… A esa mujer, diciendo: “Es que eres mujer NOMO”. ¿Realmente
necesitamos esas etiquetas? No sé, ¿qué piensas tú, Irene?
I: No lo sé. Esa etiqueta está un poco confusa. La etiqueta en principio puede
incluso ser algo positivo si lo enfocamos como una manera de estar unidas, de
que estamos muy desperdigadas las mujeres y es una manera un poco de
encontrarnos, porque las mujeres, hay muchas, pero estamos muy
desperdigadas. Podemos llegar en un momento dado a sentirnos bastante
solas, aisladas, entonces, el hecho de que tenga una etiqueta, como todo tiene
que tenerlo hoy en día, sí que desagrada. Pero viéndole el lado positivo, pues
es una manera también de encontrarnos unas a otras, de compartir
experiencias…. Pero qué es un movimiento muy antiguo, que son de los 90 ‘s
como me estás comentando.
Yo tengo que decir que discrepo totalmente en el tema de que no creo que
debamos tener ninguna etiqueta. Las etiquetas no son buenas, ósea, si lo
vemos desde el punto de decir “puedo encontrar en ti alguien en el que
pueda hablar, pueda consolar…”, vale, pero al final yo creo que todos
debemos respetar a todos. Con lo cual, el decir que tú eres alto, bajo… Es
que no creo que sea necesario.
Con Esperanza, contigo hemos estado hablando antes del programa y
ante todo la primera frase que a mí me sale con este tema es “respeto”,
ósea, yo he podido ser madre, pero hay gente que no ha querido serlo…
Edu: En algún momento yo quiero pensar (y yo lo he pensado), cuánta gente
que ha sido madre, o incluso los padres también, en algún momento han
pensado, no porque no sientan orgullo de ser padres o de no serlo, si no en
qué momentos no has podido llegar a pensar y decir: “Si ahora volviese atrás,
posiblemente no querría tener hijos”. No por egoísmo ni muchísimo menos,
sino simplemente porque la vida da muchas vueltas y es una gran
responsabilidad ser padres y que quieras o no, hay gente que a lo mejor ahora
no hubiera pasado por eso o no querría pasar por eso.
Yo antes he presentado a Carmen, antes hemos estado hablando afuera y
me encantaría que dieses esa opinión, porque al final, yo es normal que lo
dijese, pero tú te has planteado el ¿no sé si nos hemos vuelto locos
teniendo dos?
Carmen: Yo me he planteado lo que está diciendo él. Que a lo mejor a veces
me planteo “no ha merecido la pena”, cuando los tienes es verdad que son lo
mejor de tu vida, pero sí que te miran mal cuando el ser padres a veces dices:
“No sé si haría lo que he hecho. Si pudiera dar marcha atrás, ni uno, ni dos, ni
tres”. El hecho de ser padres, en tono de broma, la gente dice: “Cuando son
pequeños te los comerías” y luego te arrepientes de no habértelos comido;
pues a veces pasa eso.
Yo quería un poco apuntar esto de la forma de hablar popularmente, quiero
pensar que ahora no, pero antes cuando a una mujer la operaban y le tenían
que quitar los ovarios y el útero, se decía: “Es que la han vaciado”. Fíjate tú qué
mensaje subliminal hay ahí, ósea, “la han vaciado”. ¿No has oído tú eso
nunca? Igual ahora ya no, yo soy más mayor, pero siempre decían: “Es que la
tienen que vaciar porque le tienen que quitar el aparato reproductor”. ¡Por Dios!
A ver, una mujer no está vacía por eso ni muchísimo menos.
Pues yo creo que de ahí viene lo de “mujer incompleta”. Me parecen
adjetivos muy duros, decir “es que estás incompleta”.
Si que es verdad que hablaba con otra persona, me comentaba que, al
final, desde una perspectiva externa o masculina, lo que se veía es
“tienes ese don de poder tener hijos y no quieres aprovecharlo”.
Edu: Es la decisión de cada una de las personas.
Totalmente, pero es un poco poder plasmar esos pensamientos o esos
adjetivos que andan pululando por ahí, por intentar entenderlos de algún
modo, porque yo no los entiendo, pero…
Edu: Que cada uno con su vida. Para estas cosas yo siempre uso la frase que
decía la abuela de mi mujer que decía: “en su coño y en su mandanga nadie
manda”. Cada uno que haga con su vida lo que le dé la gana y lo que piense
que es lo mejor para él, entonces, de ahí en adelante si quiere ser padre, si
quiere ser madre, si quiere un bebé, si no lo quieres tener, si quieres adoptar, lo
que tú quieras, hazlo bien y ya está, y continúa con tu vida.
Si que es verdad, Irene, que hablando del libro (que va en un tono de
humor, una reflexión… Muy chulo), sí que tengo la duda de si ¿te han
criticado por él, por escribir ese libro, por dar esa voz?
I: En general, la mayoría de la gente no. He sentido más apoyo de muchísimas
mujeres que me han escrito y dándome las gracias. Algún conocido que otro ha
pensado que es un poquito radical, no sé en qué, la verdad, porque creo que
es bastante respetuoso y visto con humor que es como quiero que sea lea
también, cómo con un poquito más de humor y relajación con el tema, que
cada uno haga lo que quiera, pero en general, casi todo el mundo ha sido muy
positivo. Para mí ha sido el mejor.
Lo mejor de publicarlo ha sido la cantidad de mujeres que me han escrito
dándome las gracias. Ha sido precioso.
¡Qué bueno!
Me gustaría haceros una pregunta, quizá muy personal (si queréis no me
la contestéis), pero ¿qué os llevó a tomar la decisión de no querer tener
hijos?
E: Al principio, yo cuando me casé, acababa prácticamente de terminar la
carrera, de ponerme a trabajar, me caso… Y no era el momento. No era el
momento, entonces, fue un punto clave. No es el momento, tomamos las
medidas para no tener hijos, pero luego fue pasando el tiempo y no sentía esa
necesidad porque mi vida era plena.
¿Te sentías completa?
E: Yo nunca me he sentido incompleta. También, te puedo decir, que me da
igual lo que la gente piense. Precisamente las mayores críticas o los
comentarios más desafortunados los he recibido de gente que no me importa.
La gente que realmente me importa, mi familia, mis amigas… Siempre me han
respetado; yo me he sentido respetada. También me he hecho respetar. Si que
he oído comentarios muy desagradables, comentarios de “egoísta”, pero lo de
“incompleta” me pareció muy fuerte… Yo así tampoco me he visto.
La gente que realmente es conocida es muy libre de pensar lo que quiera.
Gracias a Dios esto ha cambiado, porque tú hablas del movimiento de los años
90 ‘s, pero yo en los años 90’ s era joven y ya te miraban diferente: “Es un poco
rara”. Hoy ya no es así, pero no es así no en este tema de no madre, es en el
tema de ser soltera o soltero, en muchos temas, entonces, afortunadamente la
sociedad está cambiando gracias a Dios.
¿En tu caso, Irene? Si te apetece contarnos.
I: Es que no hay una razón única para ello. En una decisión valoras
muchísimas cosas. Igual que para tenerlo, son muchísimos los motivos por los
que yo decidí que no. Luego, cada mujer no tiene una sola, tendrá muchas, de
todo tipo. Pero lo que sí tiene muchas veces es que las mujeres cuando no
queremos tenerlo siempre es “¿y por qué no?”. Y cuando una mujer anuncia
que está embarazada no se le cuestiona tampoco “¿y por qué sí?, ¿cómo los
vas a cuidar?, ¿tienes dinero para mantenerlos?” El justificar la justificación que
tenemos que hacer las mujeres de por qué no, creo que es increíblemente
diversa.
¿Ha sido una decisión de pareja o vuestra propia?
I: No. La mía ha sido totalmente personal. Yo tuve mucha suerte que mi pareja
no quería tener hijos tampoco, sino no sé qué hubiera sido mi vida, porque es
muy difícil. Amigas que tengo, que no han estado muy convencidas de su
pareja y esa imposición también existe. Yo he tenido muchísima suerte, yo lo
decidí y mi pareja estaba de acuerdo, con lo cual, me ha quitado un gran
problema.
¿En tu caso, Esperanza?
E: En un principio pensamos que no (estaba clarísimo). Después, es que no ha
existido la necesidad, ha sido como implícito, no hemos tenido que manifestar
nada. En eso yo también tengo mucha suerte.
Esto me lleva a otra pregunta y es que nosotras sí que hemos tenido esa
presión social de “tienes que tener que tener hijos”. En vuestro caso,
¿vuestras parejas han notado esa presión que en algún momento?, ¿han
podido sentir, que alguien les haya juzgado por no ser padres?
E: A mi marido no le gustan las presiones.
¿Y en tu caso Irene?
I: En mi caso, algo sí, pero yo creo que el premio gordo nos lo llevamos
nosotras. En mi caso, incluso la familia política, la presión era hacia mí.
Supongo que no sé por qué, pero era hacia mí las preguntas, la presión… Se
me ocurre que podría ser que, a lo mejor, a los hombres, pues tienen la idea de
un hombre que no tiene hijos, no tiene cargas, es un hombre libre, está más
valorado que una mujer sin hijos… Antes, tradicionalmente, tenía otra carga
negativa que no la ha tenido el hombre, entonces, siempre ese rol que hemos
tenido las mujeres, pues yo sí lo he sentido hacía mí. Más presión en una
conversación que estás con amigos, un montón de gente, volverse hacia mí
cuando estamos las dos personas juntas, eso sí lo he sentido más. El premio
gordo para mí, lo llevamos nosotras.
E: Yo estoy con ella. En eso los hombres, la presión no ha sido igual, ni
muchísimo menos.
Creo que estaba normalizado, que veníamos de una herencia de que las
mujeres se quedaban en casa, cuidaban, y al final, eso no se quita en dos
generaciones, sino que cuesta muchísimo ir poco a poco remando.
Gracias a Dios ahora, en los tiempos en que vivimos, lo que decías tú
antes, se ve de otra forma. Se ve sobre todo yo creo que la palabra es
respeto, se ve como más respeto de cada persona haga y deshaga lo que
quiera, por lo menos, eso parece desde donde yo lo veo. Igual hay gente
que no lo ve así.
E: No sé. Desde luego hay que respetar todas las opiniones y todas las
maneras, y la manera de vivir que uno adopta, yo creo que nadie tiene que
entrar ahí. Tú tomas una decisión. Lo que sí es que hay que ser consecuente
con la decisión también, pero la manera de vivir de cada uno es de cada, cada
uno la elige y nadie tiene que cuestionarla.
Ahora cuando has dicho que tienes que ser consecuente, me lleva a
preguntar: ¿te lo has replanteado pasado mucho tiempo?
E: Yo jamás. De momento, hasta la fecha, yo no me he arrepentido. El día de
mañana no lo sé, hoy por hoy no.
¿Tu, Irene?
I: Yo tampoco. Lo que sé es que es una decisión muy difícil de tomar. Es
verdad que la vida puede ser más fácil sin hijos, pero es una decisión muy
difícil de tomar. Yo no me he arrepentido, en el futuro no lo sé, pero a día de
hoy, cada día que pasa, estoy más contenta todavía con la decisión que he
tomado, no sé en el futuro que pasará, pero ahora mismo no.
¿Has dicho que era difícil de tomar?
I: La decisión sí. Yo pienso que no es una decisión que sea fácil de tomar. Se
valoran muchas cosas, muchísimas influencias, la familia, los padres, los
amigos, verte en el futuro a medio y largo plazo, y creo que es difícil de tomar
una decisión así. No creo que una mujer que decide no ser madre lo haga a la
ligera, creo que esta es una situación que ha sopesado en su vida, los pro y los
contras y decide en consecuencia. Es una decisión pensada y meditada me
parece a mí.
En el caso de Esperanza, Esperanza nos decía que su familia lo había
entendido, que no había tenido críticas en contra. En tu caso, Irene, ¿has
tenido que aguantar esa mini presión? Porque al final la familia sabemos
que no lo hace…
I: Lo hace con amor.
Exacto. Con amor.
I: Si. Yo sí he tenido.
¿Y cómo lo has vivido?
I: Lo he vivido al principio mal; cuando era más joven y todo eso, mal. Ese
intento de control, de decir que vas a hacer, cómo vas a vivir la vida… Lo he
vivido mal. Comentarios muy desagradables que tienes que aguantar durante
mucho tiempo, en un momento en el que tú realmente estás decidiéndolo tu
contigo misma, no estas para que influyan otras personas. Yo sé que para
terceras personas, o a lo mejor para unos padres que piensan que van a tener
nietos o para unos hermanos que quieren primos para su hijo, pienso que para
ellos ha sido difícil esa presión. Por ejemplo, tú coges a un bebé y te dicen:
“Que bien te sienta el bebé, ¿de verdad que no quieres?”. Llegue a un
momento en que odiaba ya, no quería ni acercarme a un bebé porque era “¡Si
te sienta genial!, con lo bien que te llevas con ellos…” Es que yo no odio a los
niños, si a mí me encantan, pero no los quiero para mí, que es diferente.
Edu: Te lo dicen como si fuera una chaqueta… “Que bien te sienta la chaqueta.
Cómprate tres iguales”.
He escuchado conversaciones como las que tú estás diciendo, es decir, amigos
o amigas que no tienen hijos, o a lo mejor los han tenido más tarde: “Que bien
te sienta el niño, podrías tener…” ¡Déjame en paz!
Hay que decir también, que yo creo que esto viene normalizado de antes.
A mí me gustaría que juntos diésemos la línea del tiempo, de la mujer en
este caso, porque dices: con 18 te vas a la carrera, más o menos acabas
con 24, tendrás que estudiar un máster, seguir formándote, a los 26, 27
tendrás que empezar a trabajar en algún momento… A mí si me van las
fechas.
Edu: Ha cambiado todo mucho.
Claro. Si te pones a mirar, al final, el mejor momento para que una mujer
sea fértil, tenga hijos, etc., estamos hablando de los 23, 24 años.
Edu: En la situación en la que cada uno se encuentre para poder tener sus
hijos, tanto por las ganas como por la situación de verdad, es decir, no tener
hijos por tenerlos, porque esto es una responsabilidad y tienen que comer
todos los días, ellos no te han pedido venir aquí, has sido tú el que has elegido
que ellos vengan… Pero yo creo que partimos todos de una base, desde hace
muchos años se nos dice que hemos venido para nacer, crecer, reproducir y
morir, nos hemos quedado todavía con eso; eso todavía sigue existiendo. Allá
que cada uno saque las conclusiones… Por qué tengo que nacer, por qué
quiero nacer, yo no lo he pedido…
Bueno, ahí discreparíamos…
Edu: Yo no he pedido venir aquí, me han traído. Aquí estoy, venga, yo continúo
pa’ lante, pero…
No, pero yo sí que voy a esa lista, que al final, es un poco imaginaria.
Pues eso, estudias, quieres ir a la universidad, quieres tal… Y al final, te
están marcando que tienes que hacer unas cosas y no te están dejando
porque te tienes que casar y después de casarte tienes que tener hijos…
Además, yo creo que tanto Carmen como yo, que somos madres,
habremos oído la de “¿y el segundo para cuándo?” “¿No te vale con
uno? Ya que lo ves aquí, ¿para qué quieres más?”
¿Cómo lo veis vosotras?, ¿creéis que eso sigue existiendo a día de hoy?,
¿se sigue presionando con eso o ya hay un pelín más de manga?
E: Yo creo que hay más manga ahora. Pienso que sí, que queda el rescoldo de
antes, porque mira, te voy a contar una situación. Hace poco le di el pésame a
una señora que yo conocía de hace 30 años, esa señora casualmente tenía
dos hijos y uno falleció dejando una nietita de dos meses. Nos la encontramos
por la calle, le doy el pésame y me dice: “¡Ay!, menos mal que ahora tengo la
nieta, porque mi otro hijo es como vosotros, que no puede tener hijos”
Entonces, ahora ya me he pilla con una edad que es que además me resbala
todo y no me corto nada, me crucé de brazos y le dije: “Oye, perdona, ¿tú de
dónde sacas que yo no tengo hijos porque no he podido tenerlos?”. La
descuadré por completo. ¿Esta mujer de dónde se ha sacado eso?, ya se
había creado su propia historia. Entonces, sí que te encuentras de vez en
cuando cosas que dices, pero ¿en estos tiempos estamos así?, porque para
decirme, no tienes necesidad de contarme que tu otro hijo no puede tenerlos,
¿me metes a mí? Que yo no tengo nada que ver, que tú te habrás podido crear
tu historia respecto a mí, porque en tu cabeza no cabía… Por eso te he dicho,
que los comentarios que yo he podido oír desagradables, generalmente, han
sido de fuera. Entonces, a mí me han respaldado, yo no he tenido la presión
que sí que veo que ha tenido Irene, que lo ha tenido que pasar mal, porque
cuando alguien de cerca te pone en esa tesitura y te mira mal, es como si te
obligase a algo que tu no quieres; que te respeten.
Lo ha tenido que pasar mal, porque a mí la gente que me ha hecho un
comentario, me he sentido agraviada, no me he enfadado (me da igual. Allá
ellos), pero sí que te indigna, porque ¿por qué tienen que cuestionar una
decisión que tú has tomado?, ¿me meto yo en tu vida? Y aunque no la hayas
tomado, habrá mujeres que no tienen hijos porque no pueden y eso también, el
que de repente se vean que las miran como que tienen un defecto, “es una
tragedia”. Ya lo escribió Lorca en Yerma, parece que si eres mujer tienes que
tener el rol de madre y no algunas porque no pueden y otras porque no
quieren, y así es la cosa.
Yo lo hablaba con Irene ayer, tuvimos una conversación larga y al final, yo
sigo diciendo que son unos patrones aprendidos. Llevamos muchísimo
tiempo heredando patrones de mujer tras mujer y parece que cuando
llega a mí, yo por lo menos lo veo de otra forma, no veo que sea una
necesidad, veo que es un respeto. Cada uno somos un individuo, pero sí
que es verdad que se heredan cosas, que hasta que no reflexionas y
hasta que no pones conciencia en ellas, realmente no sabes que esto es
un heredado y que te lo estás llevando. Como el tema del cuidado, el tema
de llevar la casa, el tema laboral, al final, son patrones que hemos estado
aprendiendo generación tras generación, que hacen mella y que no se
borran así. Seguro, Carmen, que tú y yo empatizamos en nuestra lista de
tareas y la lista de tareas de ellos, que no sabemos por qué siempre
tenemos muchas tareas nosotras, pero que nos la auto ponemos. Al final,
inconscientemente, cuidas el estar ahí todo el rato. Es complicado.
Quería hablar sobre el tema laboral, porque yo creo que aquí es donde
hay mucha chicha, donde hay diferentes opiniones y que me gustaría
tratarlas un poquito todas. Irene, ¿tú qué piensas?, ¿crees que el no ser
madre en el tema laboral os beneficia?
I: Yo creo que sí. Creo que beneficia, porque dispones de más tiempo para
dedicarle a proyectos profesionales, tienes más movilidad, te puedes mover
mucho en el territorio, de hecho, yo me puedo mover mucho más por razones
de trabajo, no tengo que cambiar… Si tuviera hijos no podría hacerlo, ni
dedicarle tanto tiempo. El libro que he dibujado, la novela gráfica que he hecho,
¿de dónde saco ese tiempo? Con el trabajo no hubiera tenido tiempo.
Es super injusto también para las madres, la sociedad no castiga al hombre, si
tiene hijos porque los tiene. Porque pienso que se ven perjudicadas muchas
mujeres por el hecho de que no tenemos leyes que ayuden a las mujeres que
son madres para la conciliación familiar, lo tienen super difícil, y eso tiene un
impacto en su vida laboral. Por lo tanto, nosotras que no lo somos, en ese lado
pues sí que nos beneficia en ese sentido.
Antes estábamos debatiendo aquí, que decía Esperanza que las
preguntas que se hacían antes en una entrevista eran, ¿vas a ser madre?
E: A mí eso sí que me lo han preguntado. No ha sido en muchas ocasiones,
tampoco es que haya ido a muchas entrevistas de trabajo, pero sí que me han
preguntado, ¿eres madre?, ¿piensas serlo? Son preguntas que realmente en
una entrevista de trabajo te descuadran totalmente. Espero que hoy no se
hagan ese tipo de preguntas.
C: Pues yo creo que todavía las hacen.
Edu: Yo personalmente, llamadme lo que queráis, pienso que hay que
hacerlas. Porque si me pongo en el puesto del empresario, que quiere sacar la
máxima rentabilidad a su empresa, pues tengo que pensar en todo tipo de
inconvenientes que puede acarrear el tener trabajadores.
¿Vale?, pero entonces, ¿no sé para qué queremos avanzar tanto si el
mundo se va acabar en la siguiente generación? Me refiero, al final, una
cosa es que respetemos las decisiones y otra cosa es que forcemos a que
cada vez el ser madre sea más lejos, porque es que tienes que pensar en
la empresa.
Edu: No es que se vaya más lejos, sino que el empresario tuviera algún tipo de
ayudas por parte del gobierno o las leyes se lo pusieran mucho más fácil para
que ese empresario no tuviera que estar pagando esa baja laboral durante el
periodo de maternidad. Que lo tiene que pagar la empresa, no lo paga nadie
más… Los días de salidas por los cuidados de los niños que tiene que tragarse
la empresa por esto, que los paga el empresario, los tiene que descontar de su
producto.
Yo lo veo desde otro punto de vista, creo que es más necesario las
ayudas a la conciliación y las ayudas a ese cambio de roles, ese cambio
de mentalidad, ese cambio de normas normalizadas, de ayudar al
empresario… Que sí, que no te digo que no, pero a día de hoy paternidad
y maternidad es la misma. ¿Qué diferencia hay entre contratar a un
hombre o a una mujer?
Edu: ¿Solamente por el permiso de paternidad o de maternidad?
El tener hijos o no.
Edu: O de las mujeres que son solteras y que quieren ser madres solteras. En
el sentido de que no hay otra persona, no hay ningún permiso de paternidad,
no hay una conciliación familiar, es decir, eres tú y tu, no hay nadie más. Yo a lo
que voy es que el empresario va a querer que el rendimiento de su empresa
sea al 150%, pero si empezamos a poner trabas dentro de todo lo que es el
ámbito laboral, pues ya se va a quedar en un 70%.
E: Yo lo que creo es que hay que fomentar la conciliación laboral. Ahí es donde
tenemos la clave para que un empresario no tenga dudas de contratar a un
hombre y una mujer. Y que la mujer, si lo desea, ser libremente madre, poder
tener su trabajo y no ser postergada por el hecho de haber tenido un hijo.
Yo creo que ese el punto clave. Es lo que decíamos antes de la línea
temporal, estudio y no sé qué y de repente tienes un parón porque eres
madre, ¿no?, entonces, ya no puedes seguir ascendiendo laboralmente
por lo visto.
Edu: A mí lo del techo de cristal me parece una auténtica “cagada”, es decir,
¿por qué no vas a poder ascender? Eso sí que no lo entiendo.
Pues, porque siguen siendo esas mentalidades que tienes que cuidar a
los hijos.
Edu: Que yo no te pregunto si vas a tener hijos o no vas a tener hijos. Si
vamos a tu capacidad laboral…
Pero, entonces, estás haciendo la pregunta en la entrevista de si quieres
tener hijos o no. No estás valorando su capacidad.
Edu: Ya, pero estamos hablando de la capacidad laboral, pero que puede ser
una pregunta. Yo te digo es que me puedo poner en el lugar del empresario. Y
de hecho, te diría que incluso que me ha pasado hasta al revés, es decir, que
he hablado con una chica para un trabajo y me ha dicho: “Por el momento no te
puedo decir que sí porque estoy pensando en ser madre” Y dices: “Te lo estas
poniendo tú el límite, no yo”. “Es que estoy pensando en ser madre, entonces,
igual ahora no es el momento”. Pues a tu bola, a tu marcha, es decir, que en
ningún momento te lo he preguntado ni yo lo preguntaría, pero sí que puedo
llegar a entender a ese empresario o a esa empresaria que haga esa pregunta.
Yo discrepo ahí, pero bueno, podemos estar así todo el rato…
Edu: Cuando te pones a pensar, es decir, mi mujer trabaja en un super en el
que la gran mayoría de la plantilla son mujeres. Mi mujer me lo ha dicho, dice:
“¿cuántas habremos estado de baja en la empresa, con el montón de mujeres
que trabajamos aquí?” Eso hay que sustituirlo y hay que pagarlo de alguna
manera. ¿Dentro de que entra?, dentro de la parte, cuando lo llevamos a la
contabilidad. ¿Cómo lo llevamos?, ¿cómo lo extrapolamos para sacar que las
empresas puedan tener los mismos beneficios, siendo que va a tener una serie
de gastos que no tiene nada que ver con el producto que nosotros vendemos?
Si y no, ahí discrepo un poco contigo. Pero relacionado con “no quiero
ser madre”, sí que es verdad lo que dice Irene, al final, hay mayor
disponibilidad, hay más tiempo, la carrera laboral no tiene parón por
decirlo así.
Si que es verdad que antes estábamos debatiendo, de eso, de las ventajas
de ser o no ser madre. De que, a nivel laboral, con las nuevas leyes, quizá
están beneficiando a que no se siga separando a la mujer al contratarla o
no por si va a ser madre o no.
C: Claro. Ahora el hombre también puede coger la baja paternal. Que les
pregunten también a ellos si llevan idea de ser padres.
Si es que al final, es un tema complejo, es un tema que trae su aquel,
porque al final estamos hablando un poco lo que estaba diciendo antes
Irene, que de repente tienes presión porque no quieres ser madre, pero
también luego tienes presión si eres madre porque tienes que cogerte…
Ósea, ¿qué tenemos que hacer?, que alguien nos diga como lo tenemos
que hacer. ¿No sé, Irene, si en alguno de tus libros nos puedes dar una
instrucción como se hacen las cosas?
I: La verdad es que no. Pero que la conciliación tiene que estar ahí, porque al
final, somos nosotras las que sufrimos siempre doble, da igual lo que
decidamos, siempre tenemos la carga ahí. No somos nosotras las que tenemos
los hijos, nada más las mujeres, esos hijos también salen… Tienen una pareja,
tienen un marido o una mujer, todo el mundo tiene vida, lo que pasa es que
siempre cae la responsabilidad en la mujer, más todavía, de la casa, de los
hijos, de la comida, de todo, aunque sean más o menos paritarios, al final, yo
veo que siempre tienen un poquito más.
Y ese tiempo cuando se tienen hijos, también, se le va restando al trabajo. Si
se pone malo un niño, pues, normalmente son las madres las que van a
recogerlos y quienes se piden el tiempo… Y eso hay que nivelarlo. Cuando
nivelemos, conciliemos familiarmente, yo supongo que se diferenciará un
poquito menos que si contratas a un hombre o a una mujer.
Yo es que lo tengo que decir, si no lo digo reviento. Hace poco me
sustituyó Gorka porque yo estaba con COVID, estaba en casa. Nosotros
fuimos de los que lo fuimos cogiendo poco a poco, entonces, iba uno,
luego el otro y las niñas lo pillaron lo último. Mi marido se incorporaba a
trabajar y yo, pues claro, soy autónoma, yo también trabajo y concilio
todo a la vez… Hubo que pedir un permiso para que yo pudiese venir a la
radio y a mi pareja le preguntaron que qué trabajo de los dos era más
importante… Ósea, pues eso, ahí lo dejo, estamos en el siglo XXI, no
quiero decir nada…
Otro tema que me gustaría tratar, hay un dato por ahí que es que a mi me
ha impactado un montón y es que el 12% de las madres se plantea si ha
hecho bien teniendo hijos, a día de hoy… Ósea, es un poco… Un 12% es
mucha gente que está pensando si ha tenido hijos conscientemente o ha
sido una presión social que le tocaba. ¿Qué os parece este dato, Irene?
I: Yo creo que es normal. Y bajo lo veo, porque yo por el entorno que tengo al
lado, amigas, familiares que tengo, una cosa es lo que tienes en la mente de
cuando tu lo tengas y tal, y otra cosa es lo que se les viene encima, y muchas
veces la realidad supera todo lo que puede venir. En muchos casos, creo que
esa gran responsabilidad que recae sobre ellas les supera muchas veces.
Muchas veces, es lo que comentaba antes, de “queremos coger más
responsabilidad, es mío, yo puedo con esto, somos super mujeres…” Y
queremos llevar muchas cosas para adelante y eso acaba pasando factura.
Esa presión social que al final les ha llevado, probablemente, a bastantes
mujeres a tener hijos. ¿Puede ser que realmente luego no ejerzan de
madres y acaben delegando esas funciones en cuidadores, en nanys?, en
“yo me dedico a trabajar y a mis hijos que los cuiden otros…” ¿Qué
pensáis?
E: Yo creo que sucede. Hay gente que necesariamente tenía que ser madre,
pues porque ella se lo pensó así en su vida, “acabó la carrera, me caso, tengo
un hijo, tengo otro y hay que tenerlos”, pues los tengo. Pero luego se dan
cuenta que les falta tiempo, pues yo qué sé, para ellas, para ir a cualquier sitio,
cualquier estudio o por su proyección laboral y lo delegan en otras personas. Y
soy madre, he tenido el hijo y me lo están cuidando, entonces, eso es
estupendo también.
Claro. Es que esto me lleva a pensar un poco, lo que hablábamos antes, a
las siguientes generaciones… ¿Qué va a pasar con las siguientes
generaciones? Que estamos delegando el cuidado. Y ya no solo hablo de
madre, hablo del cuidado familiar. Que tengo hijos, pero entiendo, por
favor, que toda la gente que decide tener hijos sea hombre o mujer, lo
hace conscientemente de lo que eso conlleva.
C: Pero yo creo que tampoco debemos juzgar. Estamos diciendo que cada uno
haga lo que cree y que tiene respeto. Si hay alguien que quiere tener hijos y no
quiere dedicarles todo su tiempo, porque también quiere dedicárselo a su
proyección laboral, pues, a lo mejor prefiere llegar a casa y tener ganas de
abrazarlos que estar todo el día con ellos y tener ganas de “ahogarlos”.
Me has descrito en algún momento de mi vida. Sí.
C: Dediquémosle tiempo de calidad. Que no hace falta dedicarles todo el
tiempo, que yo creo que hay tiempo para todo.
Sí, pero creo que estamos hablando de un patrón distinto. Yo estoy
hablando del extremo, de “los tengo. Aquí están” Al final, el sentimiento
del niño es que la nany es mi madre, la otra es la chica que viene de vez
en cuando. Cómo cambia ese rol. Digo mamá, porque estamos hablando
ahora con el tema de la mujer, no por otra cosa.
Voy a ese punto, que al final te marcan que te tienes que casar y después
de casarte tienes que tener hijos, y entonces, ahora los tengo, pero lo que
yo quiero realmente es seguir ascendiendo. O, soy directiva de una
empresa y aunque delegue trabajo, pues hombre, hay reuniones, hay
viajes, hay cosas… Lo que decía Esperanza, habrá muchísimos
cuidadores que estarán haciendo el papel de padre y no por el hecho de
no respetar su decisión, sino a lo que voy es que es otra personita, que se
está formando y que tiene que crecer.
Es una decisión, como decía antes Irene, el tener un hijo no es una
decisión en vano, ósea, tienes que saber lo que vas a hacer. Al final hay
diferentes factores que influyen. Yo no sé si otro de los motivos por lo
que se puede llegar a decidir si sí o sí no, es el tema económico. ¿Es algo
que puede influir en quiero ser madre o no?
E: Puede condicionar. Yo estoy convencida que la que quiere ser madre lucha
por ello. Yo por lo que veo a mi alrededor, la que ha querido ser madre y no ha
podido, pues ha hecho lo posible, con fecundaciones o incluso con adopciones.
Evidentemente, no es lo mismo la persona que tiene una buena situación y que
para ella es muchísimo más fácil, soy madre, puedo seguir teniendo mi parcela
personal porque me cuidan al niño, a la niña, a los niños… Y sin embargo,
evidentemente, para una persona que van justitos a lo largo del mes, pues es
más costoso.
C: Igual condiciona más el tema económico el tener más de uno, o tener un
número determinado. Yo sí que pienso como Esperanza, que la que quiere ser
madre es un deseo que lucha por ello, pero sí que a lo mejor tienes un hijo y
dices “igual me gustaría tener otro”, pero económicamente no puedo.
Yo lanzo esta pregunta porque hay un Tik Tok por ahí corriendo que pone
número a lo que cuesta tener un niño el primer año. Yo no había hecho
cálculos, pero es mucho dinero por lo visto.
Sí es verdad que estábamos haciendo un poco hincapié en esa parte de
“ya estoy asentado, puedo o no puedo”. Pero si nos pasamos otra vez a
la línea del tiempo, siempre vas poniendo como un punto de cuando
estemos estables, cuando seamos fijos… Siempre había esa línea de no
es el momento, no es el momento… Hasta que llega un punto en el que
probablemente, y vosotras hayáis recibido esa frase de “se te ha pasado
el arroz”. ¿Habéis recibido esa frase, Irene y Esperanza?
I: Se me va a pasar el arroz, sí. El, “se te ha pasado” no, porque ya me
conocían y sabían que yo no quería.
A eso es a lo que voy, a esa línea del tiempo que ya no es solo que estés
en ese momento y te plantees puedo o no puedo, sino que muchas veces
también es ¿cuándo es el mejor momento? Pues igual ya no quiero…
¿No sé si tenéis a alguien cerca que haya llegado a esa situación?, al
decir, “pues no se si ahora es el momento de…” Porque me voy poniendo
retos, objetivos, escalones… ¿Y ahora qué?
E: Yo ya te he dicho que creo que la que lo quiere tener lucha por ello. Eso sí,
que lo tengo claro.
I: A mi hay un tema que se refería también a esas mujeres que por lo que sea,
porque en su vida no han encajado y cuando han podido, cuando lo han visto
oportuno, ya no han podido. También hay muchísimas mujeres así, que se las
respeta poquísimo. Igual que a nosotras nos ofende (y eso sin quererlo), que
nosotras no queremos tener hijos, esas preguntas… Hay que imaginarse una
mujer que no ha podido queriéndolo, el dolor de esa persona… Hay muy poco
respeto hacía esas mujeres; son mujeres que no han podido ser madres y la
sociedad en su herida ahonda todavía más con preguntas. Creo que, si
dejamos de preguntar a cualquier mujer, ¿vas a ser madre?, ¿cuándo lo vas a
ser? Es que ganaríamos todos.
¿Y qué respeto tienen ellas? Porque, depende de con quién te topes, la
contestación que te pueden dar puede ser potente, porque al final, harán
lo que quieran, ¿no?, ósea, en el momento que tú le preguntas a una
mujer si va a tener niños o no, o cuando vienen, no sabes en la situación
en que están la mayoría de las veces. Es lo que decía antes Esperanza,
suele ocurrir de esa gente que te encuentras de ciento en viento por la
calle y de repente te espeta eso, y te quedas como… ¿Qué te cuento,
ahora toda la vida, todo el proceso que llevo, lo mal que lo estoy
pasando…?
I: ¿Y a ti que más te da? Eso es como cuando le preguntas la declaración de
hacienda a otro, ¿tú me la llevas? No. Pues…
Chicas, deciros que me ha gustado un montón el programa. Creo que la
finalidad de esto es darle voz a esa parte de la sociedad que decide no
tener hijos, que es una decisión totalmente lícita y sobre todo el respeto,
que al final estamos con esa palabra en la boca y luego no se hace.
Entonces, gracias por venir aquí a dar voz, por hacerlo tan bien y por
sacar este ratito para nosotros. Así que, gracias, Irene, por todo el tiempo
que has estado ahí charlando conmigo.
Espero que la gente lea tu libro, quiera o no quiera ser madre, pero sobre
todo para que se diviertan un poco, que sé que mola un montón.
I: Es muy divertido también y reflexionen, mezcla de los dos para que no sea
tan… pero, bien a lo van a pasar, creo yo, leyéndolo. Si no, que sigan mi
Instagram que también pongo algunas historias con humor.
¿Cómo es tu Instagram?
I: Ireneolmocomic
Ya saben, todo el mundo ahí, a darle a seguir a Ireneolmocomic.
Esperanza, gracias por estar aquí y por dar voz a tantas mujeres también
y por contarnos tu historia. ¡Muchas gracias!
E: Gracias a vosotros, la verdad es que se me ha pasado rapidísimo.
Carmen, gracias, gracias por liar la madeja.
Nos volvemos a ver el próximo jueves.

 

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